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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

miércoles, 22 de febrero de 2012

NOTICIAS / RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA



Tenemos el sentimiento de comunicar el sensible fallecimiento de nuestra hermana en Cristo, Hely Magnoux Escobar (la Negra), quien ha partido a la Casa del Padre.

Su velatorio se efectuará el día miércoles 22 de Febrero de 2012 desde las 14:00 horas durante el cual se realizará una Eucaristía a las 19:30 horas, en la Parroquia María Auxiliadora ubicada en Alameda esquina de Ricardo Cumming (Metro República, acera norte), cuya entrada se encuentra ubicada por el Colegio Salesiano, en la ciudad de Santiago (Chile).

Sus funerales se realizarán el día jueves 23, la Eucaristía se efectuará a las 14:30 horas, luego de ella, el cortejo se dirigirá hacia el Cementerio General (entrada por Recoleta).

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Jesús nos bendiga, a ustedes y nosotros,
Nina y Juan.

domingo, 12 de febrero de 2012

LA RENOVACIÓN EN EL ESPÍRITU SANTO - MÁS HISTORIA

LA RENOVACIÓN CARISMÁTICA CATÓLICA

En el ámbito romano católico, el Movimiento Carismático comenzó en 1966. Fue encabezado por algunos profesores y estudiantes de la Universidad de Duquesne (Pittsburgh) y por otros de Notre Dame (Indiana).

En poco tiempo el “fuego” se propagó a otras universidades, como East Lansing, en Míchigan.

Del 8 al 9 de abril de 1967 noventa personas, entre ellas algunos sacerdotes, se congregaron en la Universidad de Notre Dame en un retiro, para reflexionar sobre los acontecimientos producidos en sus vidas, así como contextualizar la experiencia carismática dentro del libro de los Hechos de los Apóstoles, así como una nueva comprensión de la acción del Espíritu en la iglesia, produciéndose entre ellos una fuerte experiencia con el Espíritu Santo.

A los pocos años de su nacimiento, la “renovación” traspasó las fronteras de los Estados Unidos. A comienzos de los años 70, el movimiento carismático arribó a América Latina. 

Hoy existen comunidades muy grandes que son polos de desarrollo de la Renovación Carismática en todo el subcontinente. En Brasil, por ejemplo, existen las comunidades Cancao Nova, de Monseñor Jonas Abib y Shalom. Según recientes investigaciones Brasil, India, Filipinas, y en África son los lugares de mayor crecimiento de la experiencia carismática a la fecha.

El movimiento carismático tuvo un gran impulso en la década de 1970 y un crecimiento más lento, pero sostenido, a partir de los años 80.

Hoy la Renovación en El Espíritu Santo cuenta con una cantidad de más de 240 millones de personas entre participantes activos y simpatizantes.

EL CASO BRASILEÑO

Mientras hasta 1980 los católicos eran un promedio de nueve sobre diez brasileños, hoy los pertenecientes a la Iglesia de Roma han descendido hasta los dos tercios de la población.

Los otros han pasado en gran parte al protestantismo. A un protestantismo casi todo de tipo carismático, pentescostal.

Celebraciones festivas, música, canto, sanaciones, lenguaje inspirado: los caracteres del pentecostalismo están próximos a esa religiosidad popular que la teología de la liberación – en auge en la Iglesia católica brasileña durante los años Setenta y Ochenta – juzgaba negativamente, acusándola de falta de compromiso social.

Pero entre tanto, el pentecostalismo se propagaba con rapidez desbordante también dentro de la Iglesia Católica, en una forma ortodoxa, con el nombre de Renovación en el Espíritu. Y la jerarquía decidió darle espacio. El cardenal Cláudio Hummes, uno de los líderes más visibles de la Iglesia Católica brasileña, de sus juveniles simpatías por la teología de la liberación se convirtió en ferviente sostenedor de la Renovación en el Espíritu.

Hoy, según las estimaciones de un estudioso digno de confianza como David Barret, los protestantes pentecostales y los católicos carismáticos totalizan juntos, en Brasil, ochenta millones de fieles, el 40 por ciento de toda la población. De éstos, los católicos serían cerca de 35 millones.

“El acontecimiento del padre Marcelo Rossi” – comenta Massimo Introvigne, sociólogo de las religiones – es el ejemplo más sorprendente de esta versión católica del pentecostalismo, la cual es en el fondo también una "nueva evangelización".
El padre Marcelo Rossi es el sacerdote católico brasileño al que se refiere el artículo que sigue a continuación, publicado el domingo 22 de enero de 2012 en “Avvenire”, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana.

MARCELO ROSSI: EL SACERDOTE CANTANTE QUE APASIONA AL BRASIL

 

Faltan todavía varias terminaciones, pero ya ha llegado la cruz de 42 metros, y está erigido el palco con el altar dominado por la imagen de María. La gente llega de a poco, arrodillándose en los 6000 metros cuadrados de este oasis de paz en la periferia sur de la metrópolis brasileña (San Pablo). Se trata del santuario Theotokos, la Madre de Dios, inaugurado el pasado mes de diciembre, luego de casi cinco años de trabajos. Una arena capaz de hospedar hasta cien mil personas, un inmenso espacio sin columnas y cubierto por un techo proyectado por el arquitecto Ruy Ohtake.

Es la más grande iglesia católica del Brasil y de todo el continente sudamericano. Es el signo tangible del éxito que acompaña al sacerdote que la ha querido y realizado, recibiendo donaciones e invirtiendo las ganancias de sus productos discográficos y editoriales: el padre Marcelo Rossi, de 44 años de edad, un metro y 94 centímetros de altura, cuerpo de atleta y mirada dulce.

El padre Marcelo es la punta de lanza de la renovación carismática católica en Brasil, el que ha estado en condiciones de convocar a 3 millones de personas en el autódromo de San Pablo en el 2008, en un encuentro de música y oración que ha visto desfilar a Ivete Sangalo, Claudia Leite y a otras estrellas de la música ligera del país. Desde 1998 hasta hoy ha vendido con sus álbumes doce discos de platino, el reconocimiento entregado a un cantante cuando los discos vendidos superan el millón de ejemplares. Su último libro, “Ágape”, ha sido durante un largo tiempo el bestseller del 2011, al obtener picos de venta alcanzados en el pasado solo por Paulo Coelho.

Este hijo carismático, en sentido literal, de una pareja de la clase media burguesa de San Pablo, se aleja de la Iglesia en la adolescencia, para dedicarse al deporte y obtener al final de sus estudios el diploma de profesor de educación física. A los 21 años, perturbado por una serie de muertes en su familia, medita sobre las vanidades de la vida y vuelve a los sacramentos, madura su vocación al sacerdocio, ingresa al seminario y es ordenado en 1994. Rápidamente comienza a hacerse notar por sus homilías, por su capacidad de involucrar a los fieles y de mantener la atención en su parroquia de la diócesis de San Amaro. Se hace conocer en ocasión de un encuentro que organiza con el título “Soy feliz de ser católico”, en el que participan 70 mil personas. De allí en adelante crece en forma incesante. En 1998 comienza como cantante y graba “Música para alabar al Señor”, que vende 4 millones de copias, seguido muy de cerca por el álbum “Un regalo para Jesús”.

En 1999 los fieles que asistieron al festival “nostalgia sí, tristeza no” fueron 600 mil. En el 2000 salió a la venta “Canciones por un nuevo milenio” y en el 2001 “Paz”, con música de Roberto Carlos. En el 2002 el obispo Antonio Figueiredo, quien lo alentó y protegió en su apostolado fuera de los esquemas, lo nombró rector del santuario Tercio Bizantino. En el 2003, además de sacar a la venta el enésimo CD, el padre Marcelo filma su primera película, “María, Madre de Dios”, que vació los cines brasileños y se clasificó en el séptimo lugar en las listas de películas más vistas. El año siguiente es la ocasión de otra película, “Hermanos en la fe”, mientras su nuevo portal en Internet constituye el boom de visitantes. Luego el espectáculo en el autódromo de Interlagos, en el 2008, del que se han producido dos DVD, también ellos primeros en las ventas.

Comprender las razones de tal éxito no es un ejercicio fútil, porque significa comprender también qué es lo que se movió en profundidad en el catolicismo brasileño a partir de los años’90.

“Cuando encontré la fe – dijo el padre Marcelo en una entrevista – era un período en el que la Iglesia estaba inmersa en las cuestiones políticas, por influjo de la teología de la liberación. Teología que ha tenido ciertamente un rol positivo durante la dictadura, pero que ha dejado un vacío. Yo había perdido un primo y andaba en búsqueda de la palabra de Dios, pero ingresaba a una iglesia y sentía hablar de política. Desde ese momento comprendí qué debía hacer”. Es decir, volver a lo esencial, a anunciar el Evangelio, utilizando los medios de comunicación, la música en particular, el más grande y transversal vector de emociones y palabras en la vida cotidiana de la gente; utilizar la música para saciar la sed de Dios y para despertar amor a la Iglesia, a María y a la Eucaristía, corroída por el proselitismo de grupos y grupúsculos pentecostales.

El resultado de esa intuición está hoy a la vista de todos y ha hecho del padre Marcelo una figura tan amada por el pueblo católico, así como problemática para la jerarquía y no solo ella. No es casualidad que en el 2007, durante la visita de Benedicto XVI, en la gran explanada del Campo de Marte, en San Pablo, se lo hizo entrar en escena en las primerísimas horas de la mañana, para no crear situaciones vergonzosas o malhumores. Ver un sacerdote que galvaniza las multitudes cantando y bailando, si bien con decoro, es un espectáculo que todavía indigesta a muchos.

Y las libertades litúrgicas que se toma el padre Marcelo, no solo en la elección de las músicas para las celebraciones, van más allá del “canon romano”. Por otra parte, los que soñaban una renovación eclesial a partir de las comunidades de base y de la “opción preferencial por los pobres” no pueden entender cómo una multitud de todas las clases sociales – entre las que se cuentan indigentes y representantes del subproletariado urbano – acuden al llamado de un sacerdote que habla “solo” de cosas espirituales, del amor de Dios, del perdón de los pecados, de la alegría que el cristianismo proporciona en las durezas e injusticias de la vida.

No solo eso. El padre Marcelo es también un sacerdote que recuerda la importancia de seguir fielmente el magisterio, de conocer y defender la doctrina católica. Y que, cómo ha declarado recientemente, se siente más a gusto con los hijos espirituales de Escrivá de Balaguer que con los que todavía están vinculados a las utopías de los hermanos Boff. En el 2005, en el sínodo de los obispos sobre la Eucaristía celebrado en el Vaticano, el cardenal Claudio Hummes, en ese entonces arzobispo de San Pablo, intervino en la asamblea con estas palabras: “En Brasil los católicos disminuyen en promedio el 1 por ciento por año. En 1991, los católicos brasileños eran casi el 83 por ciento, hoy – según nuevos estudios – son apenas el 67 por ciento. Nos preguntamos con angustia: ¿hasta cuando Brasil será todavía un país católico? Resulta que hoy por cada sacerdote católico ya hay dos pastores protestantes, la mayor parte de las Iglesias pentecostales”. La Conferencia Episcopal Brasileña conoce los riesgos implícitos en una pastoral que puede caer fácilmente en el sentimentalismo, que corre el riesgo de imitar el modo de los evangélicos, pero es consciente que la experiencia del padre Marcelo Rossi tiene una importancia crucial, porque es la primera reacción masiva a una erosión de proporciones históricas del catolicismo.

Y el sacerdote atlético que ha puesto en pie una estructura al servicio de la nueva evangelización hecha por un millar de colaboradores, que ha conquistado él solo amplios espacios en “Globo”, la principal red televisiva del país, no está más solo. Bajo sus huellas han crecido otras figuras de sacerdotes-cantantes- escritores con muchos seguidores, como el dehoniano Fábio de Melo, o Hewaldo Trevisan, también él párroco en San Pablo, o Reginaldo Manzotti. Todos en los cuarenta años, de bella presencia e inspirados en sus discursos. Todos, o casi todos, curiosamente de origen italiano. Y que tal vez estarán entre los protagonistas de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro.

Fuentes: Vatican Insider, Sandro magister, Pew Forum, Carlos Ramos Ampudia, E. Monjo, Andrea Galli para Avvenire



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Jesús nos bendiga a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

sábado, 11 de febrero de 2012

LA ZARZA ARDIENTE


La primera vez que escuchamos acerca de la “Zarza Ardiente”, es en el libro del Éxodo, en el capítulo 3, versículo 2, cuando a Moisés se le apareció el Ángel del Señor como una llama ardiente en medio de una zarza, a la luz del Nuevo Testamento, sabemos, que la frase “Ángel del Señor” en el Antiguo Testamento, significaba la presencia de Dios mismo, por tanto, quién se aparece a Moisés como una llama ardiente en medio de la zarza, es Dios mismo (Yahvéh).
Lo que le llama la atención a Moisés, es un hecho inaudito, ¿cómo es posible que haya una llama en medio de la zarza y esta no se consuma en segundos?
Dios tenía que llamar la atención de Moisés con algo asombroso, para que éste creyera en Él; al ver algo portentoso, no iba a poner en duda lo que allí le fuera revelado.
Como podemos ver, Dios, suele ser muy didáctico, es indudablemente el mejor de los profesores, de hecho es un profesor perfecto, a quién mas se le podría haber ocurrido una “zarza ardiente”, un imposible desde el punto de vista humano y sin embargo, eso era lo que veían los ojos de Moisés.
De allí en más, la desconfianza que pudiera haber tenido Moisés, desapareció.
A fines del s. XIX la hermana Elena Guerra, fundadora de las Hermanas Oblatas del Espíritu Santo, en Lucca, Italia, instó al Papa León XIII a conducir a la Iglesia de vuelta al Cenáculo/Estancia Superior (en Jerusalén). De 1895 a 1903, la Hermana Elena fue llevada por el Espíritu Santo a escribir doce cartas confidenciales al Papa, pidiendo una predicación renovada sobre el Espíritu Santo.
En sus muchos escritos al Pontífice, le sugirió que invitara a los fieles a redescubrir la vida vivida según el Espíritu Santo. Pidió y oró por una renovación de la Iglesia, una unión de los cristianos, una renovación de la sociedad, y de este modo “una renovación de la faz de la tierra”.
En su corazón latía la idea de un Pentecostés permanente, por esto dijo:
“Pentecostés no ha pasado. De hecho está sucediendo continuamente en todo momento y en todo lugar, porque el Espíritu Santo deseó entregarse a todos los hombres y todos los que lo quieren pueden siempre recibirlo, así que no debemos envidiar a los apóstoles y a los primeros creyentes, solo debemos tener esa misma disposición que ellos tuvieron para recibirlo y Él vendrá a nosotros como lo hizo con ellos”.
Para invocar esta renovación, la hermana Elena también concibió un movimiento de oración mundial en términos de Cenáculo/Estancia Superior de Jerusalén, donde Jesús celebró la Última Cena. Donde en el mismo lugar el día de Pentecostés, Jesús también cumplió Su Promesa de enviar el Espíritu Santo, cuando 120 personas, incluyendo a los Apóstoles y a la Santísima Virgen María, la Madre de Jesús, se unieron en oración constante.
La hermana Elena, proclamó:
“Oh sí sólo… se pudieran elevar al Cielo oraciones unánimes y fervorosas en cada parte del mundo cristiano, como en el Cenáculo de Jerusalén para un reavivamiento del Espíritu Divino”.
A instancias de la hermana Elena, el Papa León XIII publicó varios documentos importantes relativos al Espíritu Santo. Primero, en 1895, escribió una carta apostólica, “Provida Matris Caritate”, que finalizó pidiendo a todos los fieles que celebraran una novena solemne (nueve días de oración) al Espíritu Santo entre las fiestas de la Ascensión y Pentecostés para la intención de la unión de todos los cristianos Un segundo documento fue una Encíclica sobre el Espíritu Santo en 1897, “Divinus Illud Munus”, de nuevo finalizó atrayendo la atención de los fieles a la novena solemne que había pedido en 1895. Afirmó que la novena no se debía limitar a solo un año sino que tenía que ser una novena perpetua hecha cada año entre las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, de nuevo por la misma intención de la unión de todos los cristianos.
 
Otro acontecimiento importante, de nuevo a instancias de la Hermana Elena, tuvo lugar el día 1º de Enero de 1901. El Papa León XIII invocó al Espíritu Santo cantando el himno “Veni Creator Spiritus”, en nombre de toda la Iglesia consagrando el s. XX al Espíritu Santo.
Cuando estudiamos el comienzo de la Renovación en El Espíritu Santo (Renovación Carismática Católica (RCC), en 1967, que comenzó 2 años después de finalizar el Concilio Vaticano II y 70 años después de la Encíclica del Papa León XIII sobre el Espíritu Santo, a menudo recordamos las palabras del Papa Juan XXIII, quién en preparación del Concilio Vaticano II, pidió a todos los fieles que pidieran por una nueva “Efusión del Espíritu Santo”. Significativamente, además, la primera persona beatificada por el Papa Juan XXIII fue la Hermana Elena Guerra, llamándola una “Apóstol del Espíritu Santo” moderna.
 
 
LA ZARZA ARDIENTE.
Un proyecto de la Renovación en El Espíritu Santo para la Iglesia.
 
La espiritualidad de Pentecostés pertenece a toda la iglesia. La Renovación en El Espíritu Santo, también conocida como Renovación Carismática Católica (RCC), ejemplifica esta espiritualidad en su vida y expresiones. El Papa Juan Pablo II confirmó esto aún más en la Solemne Vigilia de Pentecostés de 2004 en su homilía a toda la Iglesia, “Gracias al Movimiento Carismático, multitud de cristianos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, han vuelto a descubrir Pentecostés como una realidad viva en sus vidas cotidianas. Espero que la espiritualidad de Pentecostés se extienda por la Iglesia como un incentivo renovado a la oración, la santidad, la comunión y la proclamación. A este respecto aliento la iniciativa conocida como la “Zarza Ardiente”, promovida por la Renovación en el Espíritu. Se trata de la adoración incesante, día y noche, ante el Santísimo; es una invitación a los fieles a “volver al Cenáculo”, de manera que, unidos en la contemplación del Misterio Eucarístico, puedan interceder para la total unidad cristiana y para la conversión de los pecadores. Espero con entusiasmo que esta iniciativa conduzca a muchos a volver a descubrir los dones del Espíritu, cuya fuente original es Pentecostés” (1).
La Iniciativa de la Zarza Ardiente da la oportunidad de responder a la llamada a una Nueva Evangelización, permitiendo a la Iglesia a vivir de nuevo una efusión de los dones del Espíritu Santo, así ayudando a que tome forma la “cultura de Pentecostés”. La primera fuente de acción renovadora es la oración, que nos conecta con el Espíritu de Cristo que es “El que renueva la faz de la tierra” (Beata Elena Guerra) (2).
La Iniciativa de la Zarza Ardiente desea ayudar al pueblo de Dios a experimentar un Pentecostés no sólo de un momento o de un día, sino un Pentecostés permanente, según la intuición de la Beata Elena Guerra quien, al final del siglo diecinueve, urgió al Papa León XIII a conducir a la Iglesia de regreso al Cenáculo/Estancia Superior de Jerusalén, para que la Iglesia se viera iluminada una y otra vez y ardiera como una zarza ardiente. En la primera de las doce cartas confidenciales de Elena al Papa León XIII escribió: “Santo Padre, el mundo es perverso, el espíritu de Satanás triunfa en nuestra sociedad pervertida y arranca del Corazón de Jesús una multitud de almas; y en este terrible estado de cosas los cristianos no dedican ningún pensamiento a dirigir súplicas unánimes a Aquel que puede “renovar la faz de la tierra”. Las personas recomiendan todo tipo de devociones, pero mantienen silencio sobre esa única devoción que, según el Espíritu Santo de la Iglesia, debería ser la primera y principal. Las personas recitan tantas novenas, pero esa única novena, que por mandato de Nuestro Salvador en persona, fue recitada incluso por la Santísima María y por todos los Apóstoles, está ahora casi olvidada. Los predicadores alaban a todos los santos, pero ¿cuándo escuchamos alguna vez un sermón en honor del Espíritu Santo, Aquel que modela a los santos?… Por lo tanto, oh Santo Padre, sólo usted puede hacer que los cristianos vuelvan al Espíritu Santo, de modo que el Espíritu Santo pueda volver a nosotros; derrote el reino maligno del diablo, y concédanos la largamente ansiada renovación de la faz de la tierra” (17 de abril de 1895).
La Iniciativa Zarza Ardiente es una respuesta a la Carta Apostólica del Papa Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte, “...nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas “escuelas de oración”, donde el encuentro con Cristo no se exprese solamente en petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y viveza hasta el “arrebato del corazón”… Fue Pedro quien pronunció la palabra de fe: “...en tu palabra, echaré las redes”. Al comenzar este milenio, permitid que el sucesor de Pedro invite a toda la Iglesia a hacer este acto de fe, que se expresa en un compromiso renovado de oración. “Duc in Altum”(*) (Lc 5, 4). Además el Santo Padre le dijo a la RCC, (*)“remad mar adentro en la oración” para “remar mar adentro en la misión”. En el siglo pasado, cientos de millones en todas partes de la cristiandad se han encontrado con Dios en una experiencia de Cenáculo de un Pentecostés personal, el “bautismo en el Espíritu”; una experiencia concreta de la “gracia de Pentecostés” en la que la obra del Espíritu Santo se ha convertido en una realidad experimentada en nuestras vidas y en nuestras comunidades de fe. La Iniciativa Zarza Ardiente ayuda a seguir aventando la llama del Espíritu Santo y los dones del Espíritu Santo para el servicio de la Iglesia. Estamos en una época en el que Dios está llamando a su pueblo volver de nuevo a la Estancia Superior.
Seamos cada uno de nosotros embajadores del Espíritu Santo y de la espiritualidad de Pentecostés. Vivamos de la fuente de la oración en adoración e intercesión para toda la Iglesia, según la gracia que hemos recibido en nuestra experiencia de Pentecostés personal.
(Kim Catherine-Marie Kollins es miembro de ESCI (Subcomité europeo de ICCRS en sus siglas en inglés.)
(1) Ver Boletín de ICCRS, número especial Julio/Agosto 2004;
(2) Elena Guerra (1835-1914) fue beatificada por Juan XXIII bajo el título de
“apóstol de la devoción al Espíritu Santo”.
ICCRS: Servicios Internacionales de la Renovación Carismática Católica (por sus siglas en inglés).
Sirva esto como un preámbulo para la publicación de la Novena al Espíritu Santo”, promulgada por SS. León XIII, para ser rezada en forma perenne, lamentablemente y no se por qué causa esta novena ha sido omitida por las autoridades eclesiásticas, a tal punto, que este proyecto de la “Zarza Ardiente”, presentado en el año de 1998 a SS. Juan Pablo II y aprobado por este mismo Papa en el año 2004, es más bien una forma de rescatar lo que propusiera la Beata Elena Guerra al Papa León XIII, hacia fines del s. XIX.
No es extraño pues que durante el s. XX haya nacido en nuestra Santa Iglesia esta “corriente de gracia”, que es la “Renovación en El Espíritu Santo”, ante la consagración que realizara el Papa León XIII, el 1º de Enero de 1901, al dedicar el s. XX al Espíritu Santo.
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

NOVENA PERENNE AL ESPÍRITU SANTO


(Para ser rezada entre Pascua de Resurrección y Pentecostés).

Proyecto “Zarza Ardiente”
(Un proyecto generado y ofrecido
por la RCC a SS. Juan Pablo II)

Invocación al Espíritu Santo del Papa Juan XXIII.

“Renueva Tus maravillas en nuestros días, como por un nuevo Pentecostés.
Concede a Tu Iglesia que, unidad y firme en oración con María, la Madre de Jesús, y siguiendo el ejemplo del bendito Pedro, pueda promover el reino de nuestro Divino Salvador, el reino de verdad y justicia, el reino del amor y la paz. Amén”.

Ven Espíritu Santo, en tu fuerza y poder para renovar la faz de la tierra.

Temas diarios para Intercesión.


1er día: Intercesión por Israel, el pueblo de Tu alianza.

Ven Espíritu Santo sobre el pueblo judío, Israel –el primero en escuchar la Palabra de Dios y prepárales para la realización completa de la “esperanza de Israel”- bendice a nuestro hermano mayor, el pueblo de Tu alianza (cf Gen 12, 1-3; Sal 122, 6; Is 62, 1-2; Hech 28, 20; Rom 11).

Intercede: por la paz de Jerusalén, por la virtud de Jerusalén para brillar ante las naciones y por todo el pueblo judío -en Israel y la Diáspora- en tu nación, en Tu ciudad.

2º día: Intercesión por la Renovación de la Iglesia de Jesucristo.

Ven Espíritu Santo, reaviva Tu fuego y renueva Tu Iglesia (cf Mt 3, 11; Hech 2, 17-21).

Intercede: por la “Espiritualidad de Pentecostés” para renovar la Iglesia -en el mundo, en tu continente, en tu país. Incluyendo todas las intenciones mensuales del Papa, y especialmente el deseo de Juan Pablo II de que la “Espiritualidad de Pentecostés” se extienda en la Iglesia como un empuje renovado de oración, santidad, comunión y proclamación (Juan Pablo II, Vigilia Solemne de Pentecostés de 2004).

3er día: Intercesión por la unidad de los cristianos.
 
Ven Espíritu Santo, une a Tu Iglesia –

“Padre, que sean uno para que el mundo crea”  
(cf Jn 17, 21; Ef 4, 1-6; 2, 11-18).
 
Intercede: por la reconciliación, la purificación de los recuerdos y la sanación de las divisiones de los cristianos, en el mundo, en tu continente, en tu nación.
 
4º día: Intercesión por la renovación de la sociedad.
 
Ven Espíritu Santo, y renueva la faz de la tierra -transforma la sociedad por el poder de tu Espíritu (cf Mc 16, 16-20).
 
Intercede: por la “Cultura de Vida” nacida del Espíritu, para que penetre en la sociedad, en el mundo, en los gobiernos, en tu continente, en tu nación.
 
5º día: Intercesión por la conversión y la santidad.
 
Ven Espíritu Santo, que la fe y la esperanza surjan en los corazones de las personas y que Tu Gloria se manifieste en Tu Iglesia (cf Rom 8, 28-30; 10, 9-10; Jn 3, 5-8).
 
Intercede: por la conversión de los pecadores -para crecer en santidad- la revelación de Su Gloria, en Su Iglesia, el mundo, tu familia.
 
6º día: Intercesión por la reconciliación y la sanación.
 
Ven Espíritu Santo, ayúdanos a vivir juntos en unidad, en humildad y en amor  (cf Sal 133, 1-3; Ef 4, 1-6).
 
Intercede: por la reconciliación y la sanación para tener unidad en ti y en tu familia, tu diócesis, tu parroquia, tu comunidad, tu grupo de oración.
 
7º día: Intercesión para facultarnos para la evangelización.
 
Ven Espíritu Santo, danos poder para cumplir Tu llamada a ser testigos hasta los confines de la tierra -a ser portadores de la Buena Nueva (cf Hech 1, 8).
 
Intercede: para que el Espíritu Santo nos conceda una nueva fuerza para ser Sus testigos -para llevar el Evangelio a toda la Creación- por la Nueva Evangelización en Su Iglesia.

“Hoy desde esta plaza, Cristo os repite a cada uno:

 “Id al mundo y predicad el Evangelio a toda la Creación” (Mc 16,15).

Él cuenta con cada uno de vosotros. La Iglesia cuenta con vosotros. El Señor os asegura:

“Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”
(Mt 28, 20).

Estoy con vosotros” (Juan Pablo II, vigilia de oración, víspera de Pentecostés de 1998).
 
8º día: Intercesión por la victoria de la Santa Cruz.
 
Ven Espíritu Santo, que Tu victoria sea proclamada y Tu Gloria revelada sobre la faz de la tierra (cf Ef 1, 15-23; 2, 16; 1Cor 1, 17-18).
 
Intercede: por la proclamación del poder y la victoria de la Santa Cruz y porque su poder salvador se manifieste por toda la tierra.
 
9º día: Intercesión por una nueva efusión del Espíritu Santo y Sus dones.  
 
“Les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, “que oísteis de mí”… vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo”
 (Hech 1, 4).


Oh Jerusalén, Ciudad de David -Ciudad de Dios- Ciudad de la Última Cena, la Eucaristía -Ciudad de Su pasión, muerte y resurrección- Ciudad de la victoria de Su Santa Cruz -Ciudad del Cenáculo, donde María y los discípulos esperaron- Ciudad de Pentecostés, donde Su Espíritu Santo vino en forma de fuego y dio nacimiento a Su Iglesia -Ciudad del regreso del Señor, donde el espíritu y la Esposa dicen “Ven”.
 
Intercede: para ser bautizados en el Espíritu Santo y para recibir Sus dones para edificación de Su Cuerpo en amor y hacer que todo lo que está en los cielos y lo que está en la tierra le tenga a Él por cabeza (cf Ef 4, 12; 1, 10; 1Cor 12, 1-11).
 
Únete a la oración del Papa Juan Pablo II en Pentecostés de 2004:
 
Por este motivo, también os digo a vosotros: “¡Abríos con docilidad a los dones del Espíritu Santo! ¡Acoged con gratitud y obediencia los carismas que el Espíritu no deja de ofrecer! ¡No os olvidéis que todo carisma es ofrecido para el bien común, es decir, para beneficio de toda la Iglesia!”
“Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de Tu amor: Tú que, en la variedad de las lenguas humanas, reúnes a los pueblos en la única fe, aleluya” (Papa Juan Pablo II, Vísperas Solemnes de Pentecostés de 2004).
 
LA NOVENA DE PENTECOSTÉS DE LA “ZARZA ARDIENTE”.
 
Puede ser orada personal o comunitariamente, rezando diariamente la invocación y el tema de intercesión del día. La intercesión en lenguas, es muy apropiada para esta forma de oración. Los temas, pretenden guiar las intercesiones, que deberían fluir en la libertad del Espíritu Santo.
La experiencia de la Zarza Ardiente “Día y Noche” es muy apropiada para esta Novena de Pentecostés. En el mejor de los casos puede orarse en el contexto de la adoración incesante, día y noche, ante el Santísimo desde la Ascensión a Pentecostés o, alternativamente, como un Triduo de Pentecostés, desde el jueves hasta el sábado.
Se puede hacer orando los nueve temas de intercesión a diario en módulos de dos horas, con un módulo de silencio cada tres temas. Cuando no es posible la oración día y noche, se puede ajustar para períodos de tiempo diarios más cortos. Hay muchas variaciones y distintas maneras posibles, siempre permitiendo que el Espíritu Santo nos conduzca según Su voluntad.
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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.

viernes, 10 de febrero de 2012

CANCIONES

Iniciamos hoy una sección con canciones carismáticas las cuales iremos publicando con sus letras y posturas para guitarra, esperamos sean de su agrado y además les sirvan para animar los grupos de oración, encuentros y Eucaristías. Siempre podrán encontrarlas en la sección etiquetas, al costado derecho de este blog.

Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.


CANTO DE GOZO.
(Silvia Mertins)

      SOL-
//.CANTO DE GOZO,

     CANTARÉ AL SEÑOR,

     UN CANTO DE GOZO.

     LE DIRÉ POR SIEMPRE,
                                       LA#                 DO-
     ¡MARAVILLOSO!, ¡MARAVILLOSO!,
                                        SOL-                      RE
      DIGNO DE TODO HONOR.//


SOL-
BAILARÉ, BAILARÉ,

GRITARÉ, ¡HEY!, ¡HEY!
                                              LA#
CANTARÉ, CON JÚBILO Y PODER.
           DO-
DANZARÉ, DANZARÉ,
          SOL-
GRITARÉ, GRITARÉ,
                            RE7                 SOL-
CANTARÉ, ALABARÉ Y ME GOZARÉ.


(FIN).
CANTARÉ, ALABARÉ Y ME GOZARÉ (2)

CANTARE, ALABARÉ,  ME GO –ZARÉ.

(Interpreta:
 Ministerio de Música
 “Agua Viva” 
Santa Cruz de La Sierra
Bolivia).

LA ESPIRITUALIDAD DE PENTECOSTÉS


Muchas veces, escuchamos decir -como en el caso nuestro- que somos seguidores de la espiritualidad de Pentecostés, sin embargo, nunca hemos encontrado en ninguna parte una explicación a lo que ello significa.
Como muchas cosas en la Renovación Carismática, no se explica su significado.
Esto es algo que siempre hemos criticado, los hermanos más antiguos en esta corriente de gracia en nuestra Santa Iglesia Católica, -creen, al parecer- que son cosas sabidas y en esto cometen un tremendo error.
Sucede, que se supondría que cualquier católico debería  saber lo que significa esta espiritualidad, pero debemos recordar que hay demasiados católicos mal formados y que por tanto ni siquiera se imaginan lo que ello significa.

La espiritualidad de Pentecostés, se refiere claramente a que en nuestras vidas se repitan exactamente los sucesos que ocurrieron a los apóstoles y a la Santísima Virgen María y a otras mujeres que se encontraban reunidos en el Cenáculo, esperando la Promesa del Padre, esto es, la venida del Espíritu Santo (cf Hech 2, 1-11), en palabras más actuales, recibir lo que se ha dado en llamar “el Bautismo en el Espíritu”, o la “Efusión del Espíritu Santo”.
Es recibir los dones y carismas que da el Espíritu Santo a quien quiere y cuando quiere.
Recordemos que antes del día de Pentecostés, Pedro y los demás apóstoles vivían atemorizados, no se atrevían a salir por miedo a los judíos, pero, qué ocurrió cuando recibieron la Efusión del Espíritu Santo, se tornaron en valientes predicadores de la Buena Nueva de Nuestro Señor Jesucristo, así el Espíritu Santo les infundió nueva fuerza.
Cada uno de nosotros, cuando recibimos la Efusión del Espíritu Santo, debemos actuar como lo hicieron los apóstoles a partir del día de Pentecostés, cada uno de nosotros, a partir de la recepción de la Efusión debemos recibir también esa valentía para predicar a un Cristo Vivo y Resucitado, porque no podemos callar nuestra experiencia, ya no hablamos de lo que otros nos contaron, hablamos de nuestra vivencia personal, esa, es la única forma que tenemos para convencer a los demás, ese debe ser nuestro testimonio personal.
Pidamos siempre y en todo momento al Señor que nos colme con su Espíritu y con sus dones y carismas.
Los que seguimos dicha espiritualidad, mantenemos esa candidez necesaria para creer en las maravillas del Señor, creemos con toda certeza que el Señor sigue obrando los mismos milagros que hizo cuando vino a la tierra hace ya más de dos mil años.
Jesús, fue muy claro al decir a sus apóstoles que Él debía irse al Padre, para que nosotros pudiésemos recibir al Espíritu Santo, y les dijo:

Les aseguro que el que cree en mí hará también las obras que Yo hago, y aun mayores, porque Yo me voy al Padre.
Y Yo rogaré al Padre, y Él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque Él permanece con ustedes y estará en ustedes
(Jn 14, 12. 16-17).

En esto creemos los seguidores de la espiritualidad de Pentecostés, en que a través de nuestra oración el Señor sigue obrando milagros y sanando enfermos.

“Impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán”
(cf Mc 16, 18).

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Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.