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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

miércoles, 6 de junio de 2012

EVANGELIO DEL DOMINGO

Xº DOMINGO DEL TIEMPO
COMÚN DE LA IGLESIA

“SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO”.


“EL DOMINGO DEL AMOR DE CRISTO”

DOMINGO 10 DE JUNIO DE 2012

PRIMERA LECTURA.

TOMADA DEL LIBRO DEL ÉXODO 24, 3-8

Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor, y el pueblo respondió a una sola voz: “Estamos decididos a poner en práctica todas las palabras que ha dicho el Señor”. Moisés consignó por escrito las palabras del Señor, y a la mañana siguiente, bien temprano, levantó un altar al pie de la montaña y erigió doce piedras en representación de las doce tribus de Israel. Después designó a un grupo de jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e inmolaron terneros al Señor, en sacrificio de comunión. Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en unos recipientes, y derramó la otra mitad sobre el altar. Luego tomó el documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual exclamó: “Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho”. Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: “Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas”.

Palabra de Dios:
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
116 (115), 12-13. 15-18

ANTÍFONA:
R.: ALZARÉ LA COPA DE LA SALVACIÓN
E INVOCARÉ EL NOMBRE DEL SEÑOR.

¿Con qué pagaré al Señor
todo el bien que me hizo?
Alzaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre del Señor R.:

¡Qué penosa es para el Señor
la muerte de sus amigos!
Yo, Señor, soy tu servidor,
tu servidor, lo mismo que mi madre:
por eso rompiste mis cadenas  R.:

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
e invocaré el nombre del Señor.
Cumpliré mis votos al Señor,
en presencia de todo su pueblo  R.:

SEGUNDA LECTURA.

TOMADA DE LA CARTA A
LOS HEBREOS 9, 11-15

Hermanos:

Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. Él, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua -no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado- entró de una vez por todas en el Santuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna. Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente! Por eso, Cristo es mediador de una Nueva Alianza entre Dios y los hombres, a fin de que, habiendo muerto para redención de los pecados cometidos en la primera Alianza, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida.

Palabra de Dios:
Te alabamos, Señor.

¡ALELUYA!

“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente”, dice el Señor
(Jn 6, 51-52).

¡ALELUYA!

EVANGELIO DE NUESTRO
SEÑOR JESUCRISTO,
SEGÚN SAN MARCOS 14, 12-16. 22-26

El primer día de la fiesta de los panes Ácimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?” Él envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: “¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?” Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario”. Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua. Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen, esto es mi Cuerpo”. Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: “Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos. Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.

Palabra de Dios:
Gloria y honor a ti, Señor Jesús.

COMULGAR CON DIOS Y CON EL PRÓJIMO

LA COMUNIÓN CON CRISTO TRANSFORMA NUESTRA VIDA.

Celebramos la solemnidad del Corpus Christi, la fiesta de la Eucaristía. Es el Día de la Caridad ya que el Cuerpo entregado y la Sangre derramada del Señor constituyen para nosotros la manifestación mayor de su amor a los hombres. San Agustín llama a la Eucaristía “sacramento de amor, símbolo de unidad, vínculo de caridad”. Sin la comunión no habría amor a los demás. Cada comunión debe hacernos crecer en el amor a los otros. La Eucaristía debe crear en nosotros la decisión consciente de ir hacia los otros y entregarnos a ellos. Por encima de las oraciones litúrgicas de acción de gracias, por encima de las plegarias privadas, la verdadera acción de gracias es la caridad -¿Por qué falla la Eucaristía? Porque no nos dejamos transformar. Creemos que al comulgar hacemos a Cristo cosa nuestra, cuando la verdad es otra. Al comer a Cristo somos comidos por Él. La Eucaristía falla cuando comulgamos, no cuando somos comulgados. “El que me come vivirá por mí”, nos dice Jesucristo.

LA NUEVA ALIANZA FIRMADA CON LA SANGRE DE CRISTO.

La segunda lectura nos recuerda que Jesús, como sumo y único sacerdote, ha penetrado en el santuario del cielo de una vez por todas, para llegar a la presencia de Dios. Ha inaugurado la Nueva Alianza, que sustituye a la Antigua establecida a través de Moisés, como narra la segunda lectura. Lo ha hecho con el sacrificio de su pasión, es decir, en virtud de su propia sangre. La esperanza de los hombres de alcanzar el perdón de sus pecados y lograr la comunión con Dios queda cumplida real y definitivamente en el misterio de la muerte y exaltación de Jesucristo, el Hijo de Dios. La liberación conseguida en virtud de la sangre de Cristo se mantiene inagotable. La sangre de Cristo sella una Alianza Nueva para siempre. Cristo es su mediador. En efecto, Jesús es el enviado de Dios a los hombres y tiende un puente (es pontífice) para hacer posible la unión entre ambos. Jesús manifiesta la última voluntad de Dios para con los hombres, y la cumple ofreciéndose a sí mismo en la cruz.

“VIVE SENCILLAMENTE PARA QUE OTROS, SENCILLAMENTE, PUEDAN VIVIR”.

En la Eucaristía la unión con el Señor nos lleva al mismo tiempo a la unión con los demás, a los que Él se entrega, y nos hace testigos de la compasión de Dios por cada hermano y hermana que sufre. La pobreza y la exclusión social crecen en algunos países de manera alarmante. Muchas personas se encuentran en sin empleo, no tienen la oportunidad de salir adelante, se encuentran desesperadas… La Eucaristía nos hace ser pan partido y repartido. Ante las necesidades ajenas, Jesucristo se conmueve y muestra su rostro compasivo. Su ejemplo nos enseña que la verdadera compasión comienza por estar atentos a las necesidades de los otros y hacer todo lo posible por remediarlas. Es hora de pasar de la compasión a la acción. Todos estamos llamados a compartir haciendo verdad en nuestra vida el lema de Cáritas en este año para el Día de la Caridad: “Vive sencillamente para que otros, sencillamente, puedan vivir”. Debemos dar cabida a la gratuidad. Esto requiere gran dosis de generosidad Trabajemos por la justicia para que todos vean respetados sus derechos. De este modo lucharemos contra la crisis, no nos cerraremos cada uno en nuestro propio interés, sino que buscaremos juntos lo que es mejor para todos. Cada Comunión debe hacernos crecer en el amor a los otros. El Otro es tu hostia diaria.

Padre José Mª Martín, OSA
                   España.

Jesús nos bendiga, a ustedes y a nosotros,
Nina y Juan.