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SANTIAGO, Chile
Somos un matrimonio católico chileno, compuesto por Juan Rajs Grzebien, Corredor de Propiedades y Helicicultor y Nina Mónica Ramírez Donders, Profesora de Religión y Moral, Habilitada en Filosofía y Educadora de Párvulos, nuestra intención es promover la Doctrina y Cultura Católicas. Para mí, Juan Rajs, mi mayor orgullo y mi gran inspiración es Ninita, mi esposa, mi Dulce y Tierno regalito de Jesús como yo la llamo, no ceso de alabar a Dios por habermela concedido desde la eternidad, para amarla, respetarla y cuidarla siempre.

DIVINA MISERICORDIA - TERCER CUADERNO


TERCER CUADERNO.
Numerales desde el 1001 al 1230
Cantaré por la eternidad
la misericordia del Señor
La Divina Misericordia
en mí alma.
DIARIO.
Sor Faustina
del Santísimo Sacramento.
Congregación de la Hermanas
De la Madre de Dios
de La Misericordia.
+
(1) JMJ [298]
1001
Te doy gracias,
oh Señor, Maestro mío,
por haberme transformado
toda en Ti.
Y porque me acompañas
a través de las adversidades
de la vida, no temo nada
cuando te siento en mí corazón.
+
JMJ
1002
La cena del Señor está servida,
Jesús se sienta a la mesa con
los Apóstoles, todo Su Ser
se manifiesta transformado
en amor, porque tal fue el
consejo de la Santísima Trinidad.
Deseo ardientemente cenar con
ustedes antes de sufrir
mortalmente.
Me voy, a pesar de que el amor
me retiene con ustedes.
Derrama su sangre,
da la vida porque ama
inmensamente.
El Amor se oculta
bajo la apariencia del pan,
se va, para quedarse
con nosotros.
No fue necesario
tal anonadamiento,
pero el amor ardiente
lo ocultó bajo esta especie.
Sobre el pan y el vino
dice estas palabras:
Esto es Mí Sangre,
esto es Mí Cuerpo.
A pesar de ser misteriosas,
son palabras de amor.
Y pasó el cáliz a sus discípulos.
Se estremeció Jesús
dentro de Si Mismo,
y dijo: uno de ustedes
traicionará a su Maestro.
Callaron, (se produjo)
un silencio de tumba,
y Juan inclinó la cabeza
sobre su pecho.
La cena terminada,
Vamos a Getsemaní.
El amor saciado,
y allí ya está
esperando el traidor.
+
(2) JMJ
1003
Oh voluntad de Dios, tu eres mí alimento, tu eres mí deleite. Anticipa, oh Señor, la Fiesta de la Misericordia para que las almas conozcan el manantial de Tu bondad.
DIOS Y LAS ALMAS.
Sor Faustina del Santísimo Sacramento.
1004
Cracovia, 1. III. 1937
Oh voluntad de Dios omnipotente,
Tú eres mi deleite, tú eres mi gozo,
cualquier cosa que reciba
de la mano de mí Señor la
aceptaré con alegría,
sumisión y amor.
Tu santa voluntad, es mi quietud,
en ella se encierra toda mi santidad,
y toda mi salvación eterna,
ya que cumplir la voluntad
de Dios es la mayor gloria.
La voluntad de Dios son
sus distintos deseos,
mí alma los cumple sin reserva,
porque estas son
sus divinas aspiraciones
en los momentos en los que Dios
concede sus confidencias.
Señor, haz de mi
lo que Te agrade,
no Te pongo ningún
impedimento ni restricción,
porque Tú eres todo
mi deleite y el amor de mi alma,
y yo, igualmente, derramo ante
Ti el torrente de mis confidencias.
+
(3) JMJ
Cracovia, 1. III. 1937.
+ TERCER CUADERNO.
1005
Dios y las almas.
Gloria y adoración a la Divina Misericordia fluya de cada criatura por todos los siglos de los siglos.
1006
+ Oh Señor y Dios mío, me haces escribir de las gracias que me concedes. Oh Jesús mío, si no fuera por una orden clara de los confesores [299] de describir todo lo que sucede en mi alma, yo por mi misma no escribiría ni una sola palabra. Y si escribo sobre mi, es por una orden clara de la santa obediencia.
1007
+ Sea gloria y honor a Ti, oh Santísima Trinidad, Dios eterno; que la misericordia que brota de Tus entrañas nos proteja de Tu justa ira. Que resuene la alabanza a la inconcebible misericordia Tuya; en todas Tus obras está el sello de Tu insondable misericordia, oh Dios.
1008
1 III 1937. El Señor me ha hecho saber cuánto le desagrada un alma que habla mucho. En tal alma no encuentro descanso. El ruido continuo Me cansa y en ese ruido el alma no distingue Mi voz.
1009
Hoy pedí al Señor Jesús que pueda ver a cierta persona y esto seria para mí una señal de que el Señor la llama a este convento [que ha de fundarse]. Y estuve con ella y comprendí que aquella querida alma tiene la vocación y pedí al Señor que Él Mismo se digne formar su alma. He hablado con ella de la vocación muchas veces y lo demás lo hará el Señor.
1010
(4) + 5 III 1937. Hoy he sentido en mi cuerpo la Pasión del Señor durante bastante tiempo; es un gran dolor, pero todo por las almas inmortales.
1011
Hoy me visitó el Señor Jesús y me estrechó a su Corazón y dijo: Descansa, niña Mía. Yo siempre estoy contigo.
1012
+ 8 III 1937. Hoy, mientras rezaba según la intención del padre Andrasz, de repente he conocido lo íntimas que son las relaciones de esa alma con Dios, y lo agradable que ella es al Señor; me alegré enormemente, porque deseo muchísimo que todas las almas estén unidas a Dios lo mas estrechamente posible.
1013
+ Mientras rezaba hoy, se adueñó de mi alma un deseo tan grande de ponerme a la obra que no logré frenar ese entusiasmo. Oh, con qué ardor deseo que las almas de esta Congregación se presenten delante del trono de Dios e impetren continuamente la Divina Misericordia por el mundo entero, adorando y alabando esta inconcebible misericordia de Dios. Una fuerza misteriosa me empuja a la acción.
1014
12 III 1937. Vi la gran fatiga de cierto sacerdote a quien el Señor ha trazado un camino difícil y duro, pero son vivos los frutos de su trabajo. Ojalá Dios dé muchas almas como ésta que sepan amar a Dios entre los más grandes tormentos.
1015
+ Hoy he sentido cuánto deseaba oraciones cierta alma agonizante. Recé hasta sentir que ya expiró. Oh, cuánta necesidad de plegarias tienen las almas agonizantes. Oh Jesús, inspira las almas a rezar frecuentemente por los agonizantes.
1016
(5) 15 III 1937. Hoy he entrado en la amargura de la Pasión del Señor Jesús; sufrí solo espiritualmente, conocí cuán terrible es el pecado. El Señor me ha revelado toda la aversión al pecado. Interiormente, en el fondo de mi alma, conocí lo terrible que es el pecado, aunque sea el mas pequeño, y lo mucho que torturó el alma de Jesús. Preferiría padecer mil infiernos que cometer aún el más pequeño pecado venial.
1017
El Señor me dijo: Deseo darme a las almas y llenarlas de Mí amor, pero son pocas las almas que quieren aceptar todas las gracias que Mí amor les ha destinado. Mí gracia no se pierde; si el alma para la cual está destinada no la acepta, la recibe otra alma.
1018
Siento, muchas veces, que ciertas personas rezan por mi; lo noto de repente en mi alma, pero no siempre sé quién es la persona que intercede por mi; y sé también cuando alguna persona tiene un disgusto por cualquier motivo que proviene de mi; también esto lo conozco dentro de mi, aunque suceda muy lejos [300].
1019
18 III 1937. Conocí cierta gracia que me introduce en una estrecha familiaridad y unión con el Señor. El Señor me la da a conocer a través de una luz interior, me muestra su grandeza y su santidad, y con cuánta benevolencia se humilla hacia mi; me enseña exclusivamente su amor hacia mi y que es el Dueño de todo absolutamente, y me dice que se da al alma, suspendiendo todas las leyes de la naturaleza. Él actúa como quiere.
1020
Estoy comprendiendo que los desposorios interiores del alma con Dios se realizan sin ninguna manifestación exterior. Es un puro acto interior del alma con Dios. Esta gracia me ha atraído hacia el ardor mismo del ardor mismo del amor de Dios, he conocido su Trinidad y la absoluta unidad de su Ser. Esta gracia difiere de las demás gracias, es tan altamente espiritual que mi imprecisa descripción no logra expresar ni una sombra de ella.
1021
(6) + Tengo un gran deseo de esconderme: quisiera vivir como si no existiera en absoluto; siento una inclinación interior a esconderme profundamente de modo que me conozca solamente el Corazón de Jesús. Deseo ser una pequeña, silenciosa morada de Jesús para que Él pueda descansar en ella. No dejaré acercarse a ninguna cosa que pueda despertar a mi Amado. El esconderme me permite tratar continua y exclusivamente con mi Amado. Me relaciono con las criaturas sólo cuanto eso agrada a mi Amado. Mi corazón ha amado al Señor con todo el poder del amor y no conozco otro amor, porque desde el principio mi alma se ha sumergido en el Señor como en su único tesoro.
1022
+ Aunque exteriormente tengo muchos sufrimientos y distintas adversidades, no obstante esto no disminuye mi vida interior ni por un momento, ni turba mi recogimiento interior. No temo el momento del abandono por parte de las criaturas, porque aunque me abandonaran todos, no estaría sola, porque el Señor está conmigo y aunque el Señor se ocultara también, el amor lo encontraría, porque para el amor no existen ni puertas ni guardias; ni siquiera el lúcido querubín con la espada de fuego logra detener el amor; éste atraviesa selvas y desiertos, se abre paso por entre tempestades, rayos y tinieblas y llega a la fuente de la cual ha salido y allí se quedará por la eternidad. Todo tiene un fin, pero el amor, nunca.
1023
+ Hoy he recibido naranjas; cuando la hermana se fue, pensé: en vez de mortificarme y hacer penitencias durante la Santa Cuaresma, ¿comeré naranjitas? Si ya estoy un poco mejor. De repente oí una voz en el alma: Hija mía, Me agradas más si por obediencia y por amor hacia Mí comes naranjas, que si por tu propia voluntad ayunaras y te mortificaras. El alma que Me ama mucho, tiene que vivir de Mi voluntad. Yo conozco tu corazón, sé que no lo satisface nada, sino únicamente Mi amor.
1024
(7) + No sabría vivir sin el Señor; en este aislamiento Jesús me visita a menudo, me instruye, me tranquiliza, me reprende y me amonesta. Él Mismo conforma mí corazón según sus deseos y su complacencia divina, pero siempre lleno de misericordia y de bondad; nuestros corazones están fundidos en uno.
1025
19 III 1937. Hoy me uní a la adoración que se celebra en nuestra casa, sin embargo mi alma estaba llena de tormentos y un extraño miedo traspasaba mi corazón, por eso dupliqué mis rezos. De repente he visto la mirada de Dios dirigida al fondo de mi corazón.
1026
Al sentarme para tomar un desayuno muy sabroso, dije al Señor: Te doy gracias por estos dones, sin embargo mi corazón agoniza por añorarte y nada de lo que proviene de la tierra tiene sabor para mi; deseo el alimento de Tu amor.
1027
Hoy una fuerza misteriosa me empujó a actuar [301], tuve que resistir a ese impulso, porque de lo contrario tomaría inmediatamente ese curso.
1028
21 III 1937.Domingo de Ramos. Durante la Santa Misa mi alma fue sumergida en la amargura y los sufrimientos de Jesús. Jesús me hizo saber cuánto había sufrido en ese cortejo triunfal. Los “Hosanna” resonaban en el Corazón de Jesús con “Crucifícalo”. Jesús me lo hizo sentir de modo singular.
1029
El médico no me permitió ir a la Pasión a la capilla [302], a pesar de que lo deseaba ardientemente; pero he rezado en mi propia habitación. Entonces oí el timbre en la habitación contigua, y entré y atendí a un enfermo grave (8). Al regresar a mi habitación aislada, de pronto he visto al Señor Jesús que me ha dicho: Hija Mía, Me has dado la alegría más grande haciéndome este favor que si hubieras rezado mucho tiempo. Contesté: Si no Te he atendido a Ti, oh Jesús mío, sino a este enfermo. Y el Señor me contestó: Sí, hija Mía, cualquier cosa que haces al prójimo Me la haces a Mí.
1030
+ Oh Jesús mío, dame la sabiduría, dame una inteligencia grande e iluminada por Tu luz, solamente para que Te conozca mejor, oh Señor, porque cuanto mejor Te conozca, tanto más ardientemente Te amaré, único Objeto de mi amor. En Ti se ahoga mi alma, en Ti se deshace mi corazón; no sé amar a medias, sino con todo el poder de mi alma y con todo el ardor de mi corazón. Tu Mismo, oh Señor, has incendiado mi amor hacia Ti, en Ti se ha sumergido mi corazón por la eternidad.
1031
22 III 1937. Hoy, mientras hablaba con cierta persona me he percatado de que su alma sufría mucho, aunque por fuera fingía que no sufría nada y que estaba alegre. Y he sentido una inspiración para decirle que lo que la atormentaba era una tentación. Cuando le he revelado lo que la atormentaba, ha irrumpido en llanto y ha dicho que precisamente por eso había venido a hablar conmigo, porque sentía que eso la aliviaría. El sufrimiento consistía en que, por un lado, a esa alma la atraía la gracia de Dios, y por otro, el mundo. Padecía una lucha tremenda hasta romper a llorar como una niña pequeña; se retiró aliviada y en paz.
1032
+ Durante la Santa Misa vi al Señor Jesús clavado en la cruz, entre grandes sufrimientos. Un silencioso gemido salía de su Corazón, un momento después dijo: Deseo, la salvación de las almas; ayúdame, hija Mía, a salvar las almas. Une tus sufrimientos a Mi Pasión y ofrécelos al Padre Celestial por los pecadores.
1033
(9) + Cuando veo que una dificultad sobrepasa mis fuerzas, no pienso en ella ni la analizo ni la penetro, sino que, como una niña, recurro al Corazón de Jesús y le digo una sola palabra: Tú lo puedes todo. Y me callo, porque sé que Jesús Mismo interviene en el asunto y yo, en vez de atormentarme, dedico ese tiempo a amarlo.
1034
Lunes Santo. Rogué al Señor que me permitiera participar en su dolorosa Pasión, para que en el alma y en el cuerpo sintiera su dolorosa Pasión en el grado en que una criatura puede participar, a fin de que sienta toda su amargura. Y el Señor me contestó que me daría esta gracia el jueves, después de la Santa Comunión, de modo singular.
1035
+ Esta noche estaba muriendo un hombre, todavía joven, pero sufría tremendamente. Empecé a rezar por él esta coronilla que me ha enseñado el Señor. La recé toda, sin embargo la agonía se prolongaba. Quería empezar las Letanías a Todos los Santos, pero de repente oí estas palabras: Reza esta coronilla. Comprendí que esa alma necesitaba muchas oraciones y gran misericordia. Me encerré en mi habitación aislada y me postré en cruz delante de Dios implorando misericordia para esa alma. Entonces sentí la gran Majestad de Dios y la gran justicia de Dios. Temblaba del espanto, pero no dejaba de suplicar a Dios la misericordia para esa alma, y me he quitado del pecho la pequeña cruz, la cruz de mis votos [303] y la he colocado en el pecho del agonizante y he dicho al Señor: Jesús, mira a esta alma con el amor con que has mirado mi holocausto el día de los votos perpetuos y en virtud de la promesa que has hecho para los agonizantes, a mi y a quienes invoquen Tu misericordia para ellos. Y dejó de sufrir y expiró sereno. Oh cuánto deberíamos rezar por los agonizantes; aprovechemos la misericordia mientras es el tiempo de la compasión.
1036
(10) + Conozco cada vez mejor cuanto necesita cada alma la Divina Misericordia durante toda la vida, pero especialmente en la hora de la muerte. Esta coronilla es para aplacar la ira divina, según me ha dicho el (Señor) Mismo.
1037
+ Me veo tan débil que si no tuviera la Santa Comunión, caería continuamente; una sola cosa me sostiene y es la Santa Comunión. De ella tomo fuerzas, en ella está mi fortaleza. Temo la vida si algún día no recibo la Santa Comunión. Tengo miedo de mi misma. Jesús oculto en la Hostia es todo para mí. Del tabernáculo tomo fuerza, poder, valor, luz; es aquí donde busco alivio en los momentos de tormento. No sabría cómo glorificar a Dios si no tuviera la Eucaristía en mi corazón.
1038
+ Polonia, patria mía querida, oh si supieras cuántos sacrificios y cuántas oraciones ofrezco a Dios por ti. Pero presta atención y rinde gloria a Dios, Dios te enaltece y te trata de manera especial, pero has de ser agradecida.
1039
+ Experimento un terrible dolor cuando veo los sufrimientos del prójimo. Todos los dolores del prójimo repercuten en mi corazón, llevo en mi corazón sus angustias de tal modo que me agotan incluso físicamente. Quisiera que todos los dolores cayesen sobre mí para llevar alivio al prójimo.
1040
En medio de tremendas tribulaciones te miro a Ti, oh Dios, y aunque una tormenta se cierne sobre mi cabeza, sé que el sol no se apaga ni tampoco me extrañan las criaturas perversas y acepto con anticipación todos los acontecimientos. Mi boca calla cuando los oídos están saturados de escarnios. Entre los más grandes sufrimientos procuro el silencio de mi corazón y me protejo de cualquier ataque con el escudo de Tu nombre.
1041
(11) Un ardiente deseo de esta Fiesta [304] inflama toda mi alma. En una ardiente oración por anticipar [la institución de] esta Fiesta encuentro un poco de alivio. Y empecé una novena según la intención de ciertos sacerdotes para que Dios les conceda luz e inspiración para tramitar la institución de esta Fiesta y para que el Espíritu de Dios inspire al Santo Padre en toda esta causa.
La novena consiste en una hora de adoración delante del Santísimo Sacramento. He rogado ardientemente a Dios por anticipar esta Fiesta y he pedido al Espíritu Santo que inspire a ciertas personas en toda esta causa. Termino esta novena el Jueves Santo.
1042
+ 23 III 1937. Hoy es el séptimo día de la novena. Recibí una gracia grande e inconcebible; Jesús tan misericordioso me prometió que llegaré a ver la solemne celebración de esta Fiesta.
1043
Este día 23 es el Martes Santo y un día en el cual Dios me ha concedido muchas gracias.
1044
Súbitamente me inundó la presencia de Dios y de inmediato me vi en Roma, en la capilla del Santo Padre, pero a la vez estaba en nuestra capilla, y la solemnidad del Santo Padre y de toda la Iglesia estaba estrechamente unida a nuestra capilla, y de manera especial a nuestra Congregación; y participé al mismo tiempo en la solemnidad de Roma y la de aquí. Esta solemnidad estaba tan estrechamente unida a Roma que, aunque escribo, no alcanzo a distinguir [la diferencia entre una y otra], pero fue así como lo vi. Vi al Señor Jesús expuesto en la custodia en el altar mayor, en nuestra capilla. La capilla estaba adornada solemnemente y aquel día podían entrar en ella todos, cualquier que quisiera [305]. Hubo tanto gentío que yo no lograba abarcarlo con la vista. Todos participaban en esa solemnidad con gran alegría y muchos recibieron lo que había deseado (12). La misma solemnidad tenía lugar en Roma, en un bello templo y el Santo Padre con todo el clero celebraba esta solemnidad. Y de repente vi a San Pedro que se puso entre el altar y el Santo Padre. ¿Qué decía San Pedro? No pude escucharlo, pero vi que el Santo Padre comprendía sus palabras…
1045
De pronto, algunos eclesiásticos que desconozco, empezaron a examinarme y a humillarme, o mas bien lo que había escrito, pero veía que Jesús Mismo me defendía y les hacia comprender lo que no sabían.
1046
De súbito vi que de la Santa Hostia salieron los dos rayos que están pintados en la imagen y se esparcieron sobre el mundo entero. Eso sucedió en un solo momento, pero fue como si hubiera durado un día entero y nuestra capilla estuvo repleta de gente durante todo el día y todo ese día fue pleno de gozo.
1047
Y de pronto vi al Señor Jesús vivo en nuestro altar tal y como está pintado en la imagen. Sin embargo, sentía que las hermanas y que toda la gente no veía a Jesús así como lo veía yo. Jesús miró con gran bondad y alegría al Santo Padre, y a ciertos sacerdotes, y a todo el clero, y al pueblo y a nuestra Congregación.
1048
De repente fui raptada a la cercanía de Jesús y me presenté en el altar junto a Jesús y mí espíritu fue colmado de una felicidad tan grande que no puedo comprender ni describir. Un abismo de serenidad y de descanso inundó mi alma. Jesús se inclinó hacia mí y me dijo amablemente: ¿Qué deseas, hija Mía? Y contesté: Deseo la gloria y el culto de Tu misericordia. El culto ya lo recibo con la institución y la celebración de esta Fiesta; ¿Qué más deseas? Y miré esta gran muchedumbre que veneraba la Divina Misericordia y dije al Señor: Jesús, bendice a todos los que están reunidos para rendirle honor a Tu misericordia infinita. Jesús trazó con la mano la señal de la santa cruz; la bendición se reflejó en las almas con un relámpago de luz (13). Mí espíritu se sumergió en su amor, sentí como si me disolviera en Dios y despareciera en Él. Cuando volví en mí una profunda paz inundaba mí alma y le fue concedido a mi mente comprender de manera milagrosa muchas cosas que antes habían sido incomprensibles para mí.
1049
Soy sumamente feliz a pesar de ser la más pequeña y no quisiera cambiar nada de lo que Dios me ha dado. Ni siquiera con un serafín quisiera cambiar el conocimiento interior que Dios me da de Si Mismo. Mi unión interior con Dios es tal que ninguna criatura puede comprenderla y, especialmente, el abismo de su misericordia que me envuelve completamente. Soy feliz con todo lo que me das.
1050
24 III 1937. Miércoles Santo. Mi corazón anhela a Dios, deseo unirme a Él; un ligero temor atraviesa mi alma y a la vez una llama de amor incendia mi corazón. El amor y el sufrimiento están unidos en mi corazón.
1051
He experimentado un gran dolor en mi cuerpo, pero siento que el Señor me sostiene, porque de otro modo no lo soportaría.
1052
Oh Jesús mío, Te ruego por toda la Iglesia: concédele el amor y la luz de Tu Espíritu, da poder a las palabras de los sacerdotes para que los corazones endurecidos se ablanden y vuelvan a Ti, Señor. Señor, danos sacerdotes santos; Tu Mismo consérvalos en la santidad. Oh Divino y Sumo sacerdote, que el poder de Tu misericordia los acompañe en todas partes y los proteja de las trampas y acechanzas del demonio, que están siendo tendidas incesantemente para (atrapar a) las almas de los sacerdotes. Que el poder de Tu misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes ya que Tú lo puedes todo.
1053
(14) 25 III 1937. Jueves Santo. Durante la Santa Misa vi al Señor que me dijo: Apoya tu cabeza sobre Mi pecho y descansa. El Señor me abrazó a su Corazón y dijo: Te daré una pequeña parte de Mi Pasión, pero no tengas miedo, sino que sé valiente; no busques alivio, sino que acepta todo con sumisión a Mi voluntad.
1054
Mientras Jesús se despedía de mi, un dolor tan grande estrechó mi alma que es imposible expresarlo. Me abandonaron las fuerzas físicas, Salí rápidamente de la capilla y me acosté en la cama. Me olvidé de lo que pasaba alrededor de mí, mi alma estaba deseando al Señor y toda la amargura de su Corazón divino se comunicó a mi. Eso duró no más de tres horas. Rogué al Señor que me preservara de la vista de los que me rodeaban. Aunque traté, no pude tomar ningún alimento durante todo el día, hasta la noche.
Deseaba ardientemente pasar toda la noche en la oscuridad [306] con el Señor Jesús. Recé hasta las once, a las once el Señor me dijo: Ve a descansar, te he hecho vivir durante tres horas lo que he sufrido durante toda la noche. Y en seguida me acosté en la cama.
Estaba completamente sin fuerzas físicas, la Pasión me las quitó del todo. Todo el tiempo estaba como desmayada, cada latido del Corazón de Jesús repercutía en mi corazón y traspasaba mi alma. Ciertamente si ese martirio hubiera sido solamente mío, habría sufrido menos, pero cuando miraba a Aquel a quien mi corazón había amado con todas las fuerzas, que Él sufría y yo no le podía dar ningún alivio, mi corazón se despedazaba en el amor y la amargura. Agonizaba con Él y no podía morir; pero no cambiaría ese martirio por todas las dichas del mundo. En ese sufrimiento mi amor aumentó de modo indecible. Sé que el Señor me sostenía con su omnipotencia ya que de otro modo no habría podido resistir ni un momento. Viví junto con Él toda clase de tormentos de modo singular. El mundo no conoce todavía todo lo que Jesús ha sufrido (15). Le hice compañía en el Huerto de los Olivos y en la oscuridad del calabozo, en los interrogatorios de los tribunales, estuve con Él en cada etapa de su Pasión; no se ha escapado a mí atención ni un solo movimiento, ni una sola mirada Suya, conocí toda la omnipotencia de su amor y de su misericordia hacia las almas.
1055
26 III 1937. Viernes. Desde por la mañana sentía en mi cuerpo el tormento de sus cinco llagas. El sufrimiento duró hasta las tres. Aunque por fuera no había ninguna huella, no obstante las torturas no eran menos dolorosas. Me alegré de que Dios me protegiera de las miradas de la gente.
1056
A las once Jesús me dijo: Hostia mía, tú eres alivio para Mi Corazón martirizado. Pensé que después de estas palabras mi corazón se quemaría. Y me introdujo en una muy estrecha unión Consigo y mi corazón se unió a su Corazón de modo amoroso y sentía sus más débiles latidos y Él los míos. El fuego de mi amor, creado, fue unido al ardor de su amor eterno. Esta gracia supera con su grandeza todas las demás. Su esencia trina me envolvió toda y fui sumergida toda en Él, en cierto sentido mi pequeñez chocó contra el Soberano Inmortal. Estaba sumergida en un amor inconcebible y en un tormento inconcebible a causa de su Pasión. Todo lo que tenia relación con su Ser, se comunicaba también a mí.
1057
Jesús me había dado a conocer y presentir esta gracia y hoy me la concedió. No me habría atrevido ni siquiera soñar con esta gracia. Mi corazón está como en un continuo éxtasis aunque exteriormente nada me impide tratar con el prójimo ni solucionar distintos asuntos. No soy capaz de interrumpir mi éxtasis ni nadie logra adivinarlo, porque le pedí que se dignara protegerme de las miradas de los hombres. Y con esta gracia entró en mi alma todo un mar de luz respecto al conocimiento de Dios y de mi misma; y el asombro me envuelve toda e introduce como en un nuevo éxtasis por saber que Dios se dignó humillarse hasta mi, tan pequeñita.
1058
(16) + A las tres, postrándome en cruz, rogué por el mundo entero. Jesús estaba terminando su vida mortal, oí sus siete palabras, después me miro y dijo: Amadísima hija de Mi Corazón, tú eres Mi alivio entre terribles tormentos.
1059
Jesús me ordena hacer una novena antes de la Fiesta de la Misericordia y debo empezarla hoy por la conversión del mundo entero y para que se conozca la Divina Misericordia. Para que cada alma exalte Mi bondad. Deseo la confianza de Mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en Mi misericordia insondable. Que no tema acercarse a Mi el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundirá en el abismo de Mi misericordia.
1060
Cuando Jesús dio el último suspiro, mi alma se sumergió en dolor y durante largo tiempo no pude volver en mí. Encontré algún alivio en las lágrimas. Aquel a quien mi corazón ha amado, está muriendo. ¿Hay quién pueda comprender mi dolor?
1061
Antes de anochecer oí en la radio cantos y precisamente Salmos cantados por sacerdotes [307]. Rompí a llorar y todo el dolor se renovó en mi alma y lloraba sin encontrar consuelo a mi dolor. De repente oí en el alma una voz: No llores, no sufro más. Y por la fidelidad con la cual Me has acompañado en la Pasión y la muerte, tu muerte será solemne y Yo te haré compañía en esa última hora. Amada perla de Mi Corazón, veo tu amor tan puro, mas que el de los ángeles; mas, porque tú luchas. Por ti bendigo al mundo. Veo tus esfuerzos por Mí y encantan Mi Corazón.
Después de estas palabras no lloré más, sino que agradecí al Padre celestial por habernos enviado a Su Hijo y por la obra de Redención del género humano.
1062
(17) + Hice una hora de adoración en agradecimiento por todas las gracias que me habían sido concedidas y por toda la enfermedad; la enfermedad también es una enorme gracia. Estuve enferma cuatro meses pero no recuerdo que hubiera perdido por eso un solo minuto. Todo por Dios y por las almas, deseo serle fiel en todas partes.
En esa adoración conocí todo el cuidado y la bondad con la que Jesús me rodeaba y protegía de todo mal. Jesús, Te doy gracias especialmente por haberme visitado en la soledad de mi celda y Te agradezco por haber inspirado a mis Superioras para que me enviaran a realizar ese tratamiento. Concédeles, Jesús, la omnipotencia de Tu bendición y recompénsales por todas las pérdidas sufridas por mi.
1063
Hoy Jesús me ha ordenado consolar y tranquilizar a cierta querida alma que se ha abierto ante mí contándome sus dificultades; esa alma es agradable al Señor, pero ella no lo sabe. Dios la mantiene en una profunda humildad. He cumplido la recomendación del Señor.
1064
+ Oh dulcísimo Maestro mío, oh buen Jesús, Te doy mi corazón y Tú modélalo, fórmalo según Tu agrado. Oh Amor inconcebible, abro el cáliz de mi corazón ante Ti, como un capullo de rosa se abre al frescor del rocío; el perfume de la flor de mi corazón es conocido sólo por Ti. Oh Esposo mío, que la fragancia de mi sacrificio Te sea agradable, oh Dios inmortal, mi eterna delicia, Tú eres mi cielo ya aquí en la tierra, que cada latido de mi corazón sea un nuevo himno de adoración a Ti, oh Santísima Trinidad. Su tuviera tantos corazones cuantas gotas de agua hay en el océano, cuantos granos de arena en toda la tierra, Te los ofrecería todos, oh Amor mío, Tesoro de mi corazón. Con cuántos me encuentre en la vida, deseo atraerlos todos a amarte, oh Jesús mío, mi Belleza, mi Sosiego, mi único Maestro, Juez, Salvador y Esposo a la vez; sé que un título atenúa el otro, he puesto todo en Tu misericordia.
1065
(18) + Oh Jesús mío, sostenme cuando vengan los días difíciles y nublados, los días de las experiencias, los días de las pruebas, cuando el sufrimiento y el cansancio empiecen a oprimir mi cuerpo y mi alma. Sostenme, oh Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos. Pon un centinela a mis labios para que no salga ni una sola palabra de queja ante las criaturas. Toda mi esperanza es Tu Corazón misericordiosísimo, no tengo nada en mi defensa, sólo Tu misericordia, en ella (pongo) toda mi confianza.
1066
27 III 1937. Hoy he vuelto de Pradnik, después de casi cuatro meses de curación; agradezco mucho a Dios por todo. He aprovechado cada momento para alabar a Dios. Cuando entré por un momento en la capilla, supe cuánto sufriré y lucharé por toda esta causa. Oh Jesús, mi fuerza, sólo Tú puedes ayudarme, dame fuerzas.
1067
28. La Resurrección. Durante la celebración de la resurrección he visto al Señor en la belleza y el resplandor y me dijo: Hija Mía, la paz sea contigo; me bendijo y desapareció, mi alma se llenó de alegría y de júbilo indescriptibles. Mi corazón se fortaleció para la lucha y los sufrimientos.
1068
Hoy hablé con el Padre [308] que me ha recomendado mucha prudencia en estas repentinas apariciones de Jesús. Mientras él hablaba de la Divina Misericordia, en mi corazón han entrado una fuerza y una fortaleza extrañas. Oh Dios mío, deseo tanto revelarlo todo y, sin embargo, no puedo. El Padre me dice que “el Señor Jesús es muy generoso en darse al alma, pero por otra parte es en cierto modo avaro. Aunque la generosidad de Dios es grande [me dijo el Padre], no obstante sea prudente, porque este repentino aparecer despierta sospechas. Aunque todavía no veo en esto nada de malo, ni nada que esté en contradicción con la fe. Sea un poco mas prudente; cuando venga la Madre Superiora, puede hablar con ella de estas cuestiones”.
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(19) 29 III 1937. Hoy, durante la meditación vi al Señor en gran belleza que me dijo: La paz sea contigo, hija Mía. Toda mi alma tembló de amor por Él y le dije: Oh Señor, aunque yo Te quiero con todo mi corazón, Te ruego que no Te me aparezcas, porque el Padre espiritual me ha dicho que Tus repentinas apariciones despiertan sospechas de que Tú eres, quizá, alguna ilusión. Y aunque yo Te amo más que mi vida y sé que Tú eres el Señor y Dios mío, que tratas conmigo, no obstante por encima de todo soy obediente al confesor.
Jesús escuchó con seriedad y bondad lo que le estaba diciendo y me dijo: Dile al confesor que trato tan íntimamente con tu alma, porque no robas Mis dones y derramo todas las gracias sobre tu alma, porque sé que no te apropiarás de ellas. Y en señal de que su prudencia Me es agradable, no Me verás y no te apareceré de este modo hasta que le relates lo que te he dicho.
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+ 2 IV 1937. Por la mañana, durante la Santa Misa, oí estas palabras: Dile a la Superiora que deseo que la adoración se realice aquí según la intención de impetrar misericordia por el mundo.
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Oh Jesús mío, sólo Tú sabes lo que está viviendo mi corazón. Oh Fuerza mía, Tú lo puedes todo; y aunque yo me expongo a grandes sufrimientos, siempre permaneceré fiel a Ti porque me sostiene una particular gracia Tuya.
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3 IV 1937. Hoy el Señor me dijo: Dile al Reverendo Profesor [309] que en la Fiesta de Mi Misericordia diga un sermón sobre Mi insondable misericordia. Cumplí el deseo de Dios, sin embargo ese sacerdote no ha aceptado el deseo del Señor; al alejarme del confesionario, oí estas palabras: Haz lo que te mando y quédate tranquila, este asunto está entre él y Yo. Tú no responderás por esto.
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(20) 4 IV 1937. Domingo in Albis, es decir, la Fiesta de la Misericordia. Por la mañana, después de la Santa Comunión mi alma ha sido sumergida en la divinidad; estaba unida a las Tres Personas Divinas en tal modo que cuando estaba unida a Jesús, a la vez [estaba unida] al Padre y al Espíritu Santo. Mi alma estaba inundada de una alegría inconcebible y el Señor me ha dado a conocer todo el mar y el abismo de su misericordia insondable.
Oh, si las almas quisieran comprender cuánto Dios las ama. Todas las comparaciones así sean las más tiernas y las más fuertes son apenas una pálida sombra frente a la realidad.
Cuando estaba unida al Señor, supe cuán numerosas son las almas que adoran la Divina Misericordia.
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Cuando fui a la adoración escuché estas palabras: Hija Mía amada, apunta estas palabras: Mi Corazón ha descansado hoy en este convento. Habla al mundo de Mi misericordia, de Mi amor.
Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Oh, qué dolor Me dan cuando no quieren aceptarlas.
Hija mía, haz lo que esté en tu poder para difundir la devoción a Mi misericordia. Yo supliré lo que te falta. Dile a la humanidad doliente que se abrace a Mí Corazón misericordioso y Yo la llenaré de paz.
Di, hija Mía, que soy el Amor y la Misericordia Mismos. Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas.
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A las almas que propagan la devoción a Mi misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa [protege] a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino (21) Salvador misericordioso. En esta última hora el alma no tiene nada en su defensa fuera de Mi misericordia. Feliz el alma que durante la vida se ha sumergido en la Fuente de la Misericordia, porque no la alcanzará la justicia.
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Escribe: Todo lo que existe está encerrado en las entrañas de Mi misericordia más profundamente que un niño en el seno de la madre. Cuán dolosamente Me hiere la desconfianza en Mi bondad. Los pecados de desconfianza son los que Me hieren más penosamente.
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Durante la Santa Misa, la Hermana Maestra [310] tocó un canto hermoso sobre la Divina Misericordia; entonces rogué al Señor que le dé a conocer mas profundamente el abismo de esta misericordia inconcebible.
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+ Mientras me despedía del Señor antes de acostarme, escuché estas palabras: Hostia querida a Mi Corazón, por ti bendigo la tierra.
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7 IV 1937. Hoy, en la capilla, cierta persona entró, y yo sentí un terrible dolor en las manos y en los pies y en el costado, como Jesús durante la Pasión. Eso duró un breve instante, y así reconozco al alma que no está en la gracia de Dios.
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En una ocasión vi al Santo Padre reflexionando sobre esta causa [311].
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10 IV 1937. Hoy, la Madre Superiora me dio a leer un artículo sobre la Divina Misericordia, y estaba en él una reproducción de la imagen que está pintada. El artículo está publicado en el “Tygodnik Wilenski” [312] [Semanario de Vilna], nos lo ha mandado a Cracovia el Padre Sopocko, ferviente apóstol de la Divina Misericordia. En el artículo vienen las palabras que el Señor Jesús me ha dirigido a
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Mi, algunas palabras vienen [citadas] al pie de la letra. Cuando he tomado este semanario en la mano, una flecha de amor ha traspasado mi alma. Por tu ferviente deseo anticipo la Fiesta de la Misericordia. Mi espíritu se inflamó de un fuego de amor tan fuerte que parecía disolverme completamente en Dios.
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+ Esta bella alma que difunde en el mundo la obra de la Divina Misericordia es muy agradable a Dios por su profunda humildad.
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Antes de cada gracia muy grande, mi alma es sometida a una prueba de paciencia, porque la siento pero no la poseo todavía. Mi espíritu se agita, pero la hora aún no ha llegado. Esos momentos son tan misteriosos que es difícil escribir (acerca) de ellos.
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13 IV 1937. Hoy tengo que permanecer en la cama todo el día. Me ha dado una tos violenta que me ha debilitado tanto que no tengo fuerzas para caminar. Mi espíritu se lanza a cumplir las obras divinas, pero las fuerzas físicas me han abandonado. En este momento no llego a comprender Tu actuar, oh Señor, por eso repito con un acto de voluntad amorosa: haz de mi lo que Te agrade.
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Al ver que las tentaciones son tan grandes, toda una oleada de dudas choca contra mi alma, el desaliento está ya pronto y disponible, pero el Señor fortalece la voluntad contra la cual, como contra una roca se estrellan todas las asechanzas del enemigo. Veo cuánta gracia actual cooperante Dios me concede y con la cual me sostiene continuamente. Estoy muy débil y debo todo únicamente a la gracia de Dios.
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+ Cuando decidí un día, ejercitarme en cierta virtud, caí en el defecto contrario a esa virtud diez veces más que en otros días. Por la noche, mientras reflexionaba sobre ¿por qué hoy caía de manera tan excepcional?, oí estas palabras: Has contado demasiado contigo misma y muy poco Conmigo. Comprendí la causa de mis caídas.
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(23) Curación repentina.
Después de que escribí una carta al Padre Sopocko, el domingo once de abril, de repente mi salud empeoró hasta tal punto que no envié la carta, sino que esperaba una evidente voluntad de Dios. Sin embargo mi salud empeoró tanto que tuve que guardar cama. La tos me atormentaba tan terriblemente que me parecía que si se repitiera todavía un par de veces, seguramente sería el final.
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El catorce de abril me sentía tan mal que me levanté con esfuerzo para ir a la Santa Misa. Me sentía más enferma que cuando me habían enviado a la curación. Tenía un fuerte estertor y una respiración ronca en los pulmones y unos dolores extraños. Al recibir la Santa Comunión, yo misma no sabia por qué, o mejor dicho, qué cosa me empujaba a esta oración y comencé a rezar de este modo: Jesús, que Tu Sangre pura y sana circule en mi organismo enfermo, y que Tu Cuerpo puro y sano transforme mi cuerpo enfermo, y que una vida sana y fuerte palpite en mi, si es Tu santa voluntad que yo me ponga a esta obra, y esto será para mi la señal evidente de Tu santa voluntad.
Mientras así rezaba, súbitamente sentí como una sacudida en todo el organismo y de repente me sentí completamente sana. Tenía la respiración limpia como si nunca hubiera estado enferma de los pulmones ni sentía dolores y para mi era la señal de que debía ponerme a la obra.
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Y eso sucedió el último día de la novena que hacía al Espíritu Santo. Después de esta curación, repentinamente fui unida al Señor Jesús de modo puramente espiritual. Jesús me dio una fuerte convicción, o sea me afirmó respecto a sus demandas. En tal cercanía con el Señor Jesús permanecí el día entero y hablé de los detalles referentes a la Congregación.
(24) Jesús volcó en mí alma fortaleza y entusiasmo para actuar. Ahora comprendo que sí el Señor exige algo del alma, le da la posibilidad de realizarlo y a través de la gracia la hace cumplir lo que exige de ella. Y por lo tanto, aunque fuera el alma más mísera, al mandato del Señor puede emprender cosas que superan su entendimiento; la señal por la que se puede reconocer que el Señor está con esa alma es esta: cuando en el alma aparece la fuerza y el poder de Dios que la hace valiente y fuerte. En cuanto a mí, en un primer momento siempre me asusto un poco de la grandeza del Señor, pero luego en mi alma entra una paz profunda e imperturbable, una fuerza interior para (hacer) lo que en un momento dado el Señor exige…
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Entonces oí estas palabras: Ve, dile a la Superiora que estás sana.
Cuánto tiempo estaré sana, no lo sé ni lo pregunto; sé solamente que actualmente gozo de buena salud; el futuro no me pertenece. Pedí la salud como un testimonio de la voluntad de Dios y no para buscar alivio en el sufrimiento.
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16 IV 1937. Hoy, cuando la Majestad de Dios inundó mi alma, supe que el Señor, aunque tan grande, tiene una predilección por las almas pequeñas y humildes. Cuanto [313] más profundamente se humilla el alma, tanto más amablemente el Señor se acerca a ella; uniéndose a ella estrechamente la eleva hasta su trono. Feliz el alma que el Señor Mismo defiende. He aprendido que solamente el amor tiene valor. El amor es una cosa grande, nada puede compararse con un acto del puro amor de Dios ninguna obra.
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+ Oh Jesús, protégeme con Tu misericordia y júzgame también con benevolencia, porque de otro modo Tu justicia me puede condenar, con buena razón.
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(25) 17 IV. Hoy, durante la clase de catecismo [314] he sido reafirmada en lo que había conocido a través del entendimiento interior y de lo que vivo desde hace mucho tiempo, a saber: si el alma ama sinceramente a Dios y está unida a Él interiormente, entonces aunque por fuera vive en condiciones difíciles, nada tiene el poder de oprimir su interior. Y entre la corrupción puede ser pura e intacta, porque el gran amor de Dios le da fuerza para luchar y Dios Mismo defiende de modo especial, e incluso de manera milagrosa, al alma que lo ama sinceramente.
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Cuando un día, Dios me hizo saber interiormente que no había perdido nunca la inocencia y que a pesar de distintos peligros en los cuales me había encontrado, Él Mismo me protegía para que quedara intacta la virginidad de mi alma y de mi corazón, ese día lo pasé en un ferviente agradecimiento interior. Agradecía a Dios por haberse dignado protegerme contra el mal, pero también porque había encontrado gracia a sus ojos y porque Él Mismo se había dignado asegurarme de ella.
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Y algunos años más tarde se dignó confirmarme en esta gracia, y desde entonces no experimento la rebeldía de los sentidos contra el alma. Lo tengo descrito más detalladamente en otro cuaderno [315]. Cada vez que recuerdo esta inconcebible gracia, una nueva llama de amor y de agradecimiento a Dios brota de mi corazón, y este amor me conduce a olvidarme completamente de mí.
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Desde aquellos días vivo bajo el manto virginal de la Santísima Virgen, ella me cuida y me instruye; estoy tranquila junto a su Inmaculado Corazón, ya que soy débil e inexperta, por eso, como una niña me abrazo a su Corazón. A pesar de afirmarme Dios en esta virtud, vigilo
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continuamente y tengo miedo incluso de mi propia sombra y es solamente porque he amado mucho a Dios.
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(26) Esta gracia divina me ha sido dada solamente por ser yo la más débil de entre todos los seres humanos, por eso el Todopoderoso me ha rodeado de su particular misericordia.
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24 IV. Cada gracia mayor la siento antes, y me invade un extraño anhelo y un gran deseo de Dios. La espero, y cuanto más grande es la gracia, tanto mayor es el presentimiento y mayor la batalla que libro con el adversario de mi salvación.
A veces mi alma se encuentra en tal condición que la puedo describir haciendo una comparación: hay dos amigos sinceros, uno de ellos sólo organiza un gran banquete al cual ha invitado a su amigo; ambos esperan con ansias, pero el banquete es a la hora establecida. Bien, los momentos anteriores a la gracia son tan agitados que me es difícil describirlos. Los caracteriza un inquieto deseo y el ardor del amor. Siento que el Señor está, pero no puedo sumergirme en Él completamente porque no ha llegado la hora establecida. A veces, antes del momento de la gracia estoy totalmente privada de todo: mente, voluntad, corazón; me quedo sola y espero únicamente a Dios. Él Mismo lo hace dentro de mí antes de su venida.
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23 IV 1937. Hoy empecé mi retiro espiritual de tres días [316].
Por la noche oí en el alma estas palabras: Hija Mía, has de saber que te voy a hablar de modo especial a través de este sacerdote [317] para que no tengas dudas en cuanto a Mis demandas. Ya desde la primera meditación, las palabras de este sacerdote impresionaron mi alma, y fueron las siguientes: no me está permitido oponerme a la voluntad de Dios, ni a los deseos de Dios, cualquiera que (estos) sean; y en cuanto esté convencida de la certeza y la autenticidad de la voluntad de Dios, deberé cumplirla y de esto nadie me puede dispensar. Cualquiera (27) que sea esta voluntad, si la conozco, debo cumplirla. Esto es solamente un pequeñísimo resumen, pero toda esta meditación se me grabó en el alma y no tengo ninguna duda. Sé qué es lo que Dios quiere de mi y lo que debo hacer.
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En la vida hay instantes y momentos del conocimiento interior, o sea iluminaciones divinas, cuando el alma es instruida interiormente sobre las cosas que no ha leído en ningún libro ni nadie le ha enseñado. Estos son los momentos de los conocimientos interiores que Dios Mismo concede al alma. Se trata de grandes misterios… Muchas veces recibo la luz y el conocimiento de la vida íntima de Dios y [conozco] la disposición interior de Dios y eso me llena de una confianza y de un gozo indecibles que no alcanzo a contener en mí, deseo disolverme toda en Él…
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+ El núcleo del amor es el sacrificio y el sufrimiento. La verdad ostenta una corona de espinas. La oración involucra el intelecto, la voluntad y el sentimiento.
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Hoy hubo una bella predicación [318] sobre la Divina Misericordia y sobre la bondad de Dios. Durante la conferencia mi alma experimentó el ardor del amor de Dios y he comprendido que la palabra de Dios es viva.
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Los propósitos particulares siguen siendo los mismos, es decir: la unión con Cristo misericordioso y el silencio.
La florecilla que depósito a los pies de la Santísima Virgen en mayo es la de ejercitarme en la práctica del silencio.
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(28) + Una virtud sin prudencia no es virtud. Debemos rogar frecuentemente al Espíritu Santo por la gracia de la prudencia. La prudencia se compone de: la reflexión, la consideración razonable y el propósito firme. La decisión final siempre nos pertenece a nosotros. Nosotros debemos decidir, aunque podemos, y debemos pedir consejos, y buscar la luz…
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Hoy, durante la meditación, Dios me ha dado la luz interior y me ha hecho comprender la santidad y en qué consiste. Aunque esto lo he oído ya muchas veces en las conferencias, no obstante el alma lo comprende de otro modo cuando lo conoce a través de la luz de Dios que la ilumina.
Ni gracias, ni revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi voluntad con la voluntad de Dios. Dios nunca violenta nuestro libre albedrío. De nosotros depende si queremos recibir la gracia de Dios o no; si vamos a colaborar con ella o la malgastamos.
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En la última prédica de la noche que preparaba a la renovación de los votos, el Padre habló de la felicidad que fluye de los tres votos y de la recompensa por la fiel observancia de los mismos. De repente mi alma se sumergió en grandes tinieblas interiores. En vez de alegría, mi alma se llenó de amargura y un agudo dolor traspasó mi corazón. Me sentía tan miserable e indigna de esta gracia y dándome cuenta de esta miseria e indignidad no me habría atrevido a acercarme a los pies de la más joven de las postulantes para besarlos. En mi interior, las veía bellas y agradables a Dios y a mi me veía como un abismo de miseria. Terminada (29) la prédica me tiré a los pies del Dios Oculto entre lágrimas y dolor; me arrojé al mar de la Divina Misericordia infinita y sólo allí encontré alivio. Y sentía que toda la omnipotencia de su misericordia me envolvía.
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+ 30. Hoy, renovación de los votos.
Apenas me he despertado me ha envuelto la presencia de Dios y me siento una niña de Dios. El amor de Dios inundó mí alma y me dio a conocer que todo depende de Su voluntad y me ha dicho estas palabras: Deseo conceder el perdón total a las almas que se acerquen a la confesión y reciban la Santa Comunión el día de la Fiesta de Mí Misericordia. Y me dijo: Hija Mía, no tengas miedo de nada, Yo siempre estoy contigo, aunque te parezca lo contrario; y tu humillación Me atrae desde el alto trono y Me uno estrechamente a ti.
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29 [IV 1937]. El Señor me ha dado conocer las discusiones [319] que se han desarrollado en el Vaticano sobre esta Fiesta: el dignatario Pacelli ha trabajado mucho allí.
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Hoy la (es) la renovación, o sea la emisión de los votos y la solemne ceremonia. Mientras las hermanas pronunciaban los votos, oí a los ángeles cantar: Santo, Santo, Santo, en diferentes tonos, y nadie es capaz de expresar en términos humanos la armonía de ese canto.
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Por la tarde hablé con mi querida Maestra, la Madre María Josefa. Dimos una vuelta por el jardín y hablé con ella un poco. Es siempre la misma, querida Maestra, aunque ya no es Maestra sino Superiora y ya hace diez años que hizo los votos. Me dijo que un alma consagrada no puede vivir sin cruz y me reveló cierto sufrimiento que yo había tenido en Varsovia y del cual nunca (30) le había hablado. Como si estuvieran vivas se han presentado a los ojos de mi alma todas las gracias que había recibido en el noviciado. Oh, cuánto se lo agradezco. Cuando mi alma estaba sumergida en las tinieblas y me parecía que estaba condenada, ella me había arrancado de aquel abismo con el poder de la obediencia.
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A menudo mi alma está aturdida por el sufrimiento y ningún ser humano es capaz de comprender mis tormentos.
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Mayo – 1 V 1937. Hoy sentí la cercanía de mi Madre, la Madre Celestial. Antes de cada Santa Comunión, ruego fervorosamente a la Madre de Dios que me ayude a preparar mi alma para la llegada de Su Hijo y siento claramente su protección sobre mí. Le ruego mucho que se digne incendiar en mí el fuego del amor divino con el que ardía su puro corazón en el momento de la Encarnación del Verbo de Dios.
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4 V. Hoy fui a ver un momento a la Madre General [320] y le pregunté: Querida Madre, ¿ha tenido usted alguna inspiración en la cuestión referente a mí salida del convento? La Madre General me contestó: Hasta ahora siempre la retenía, hermana, pero ahora le dejo toda la libertad. Si usted quiere, puede dejar la Congregación o si usted prefiere, puede quedarse. Entonces le contesté: Está bien. Pensé que iba a escribir inmediatamente al Santo Padre pidiendo la dispensa de mis votos. Al salir del encuentro con la Madre General, unas tinieblas bajaron a mi alma como antes. Es una cosa extraña que cada vez que pido el permiso de salir, mi alma queda envuelta de esas tinieblas y siento como si estuviera abandonada a mi misma. Cuando estaba en esa angustia espiritual (31), decidí ir en seguida con la Madre y contarle mi extraño tormento y mi lucha. La Madre me contestó que esta salida mía era una tentación. Tras un rato de conversación he sentido alivio, sin embargo las tinieblas perduraron. “La Divina Misericordia es bella y debe ser una obra de Dios verdaderamente grande si Satanás se le opone tanto y quiere destruirla”. Son las palabras de la querida Madre General.
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Nadie comprenderá ni entenderá mis tormentos, ni yo lograré describirlos, ni puede haber otro sufrimiento mayor que éste. Los tormentos de los mártires no son mayores, ya que en tales momentos la muerte seria para mí un alivio y no sé con qué comparar estos sufrimientos, esta interminable agonía del alma.
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5 V [1937]. Hoy, durante la confesión revelé algo de mi alma, porque me vino la idea de que era precisamente una tentación lo de experimentar tan duros sufrimientos y tinieblas en los momentos de pedir el permiso de salir de la Congregación. El confesor [321] me contestó que ése no era, quizá, el momento establecido por Dios. Hay que rezar y esperar pacientemente, pero si es verdad que la esperan grandes sufrimientos. Tendrá que soportar muchos de ellos y superar muchas dificultades, eso si es seguro; sería mejor esperar todavía un poco y rezar mucho por un conocimiento más profundo y la luz de Dios. Estas cosas son graves (y serias).
1118
Oh Dios mío. En estos momentos difíciles no tengo a mi director espiritual, porque se fue a Roma [322]. Oh Jesús, ya que me lo quitaste, dirígeme (32) Tú Mismo, porque sabes cuánto puedo soportar. Creo firmemente que Dios no me puede dar por encima de lo que puedo [soportar]. Confío en su misericordia.
1119
En los momentos cuando estoy entre el cielo y la tierra callo, porque aunque hablara ¿quién comprendería mis palabras? La eternidad revelará muchas cosas de las cuales ahora no hablo…
1120
Al salir del jardín veo como todo respira la alegría de la primavera. Los árboles en flor emanan un perfume embriagante; todo palpita de alegría y los pajaritos, cantando y gorjeando, adoran a Dios y me dicen: Alégrate y goza, Sor Faustina, y mi alma está en las tinieblas y en el tormento. Mi alma es muy sensible al susurro de la gracia, sabe hablar con todo lo que está creado y lo que me rodea y sé por qué Dios ha adornado así la tierra… Pero mi corazón no puede regocijarse, porque el Amado se ha ocultado y no descansaré hasta encontrarlo… No sé vivir sin Dios, pero siento que tampoco Dios puede ser feliz sin mí, aunque Él se basta a Sí Mismo absolutamente…

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6. V. [1937].
Hoy, desde al amanecer mi alma ha sido tocada por Dios. Después de la Santa Comunión, durante un momento traté íntimamente con el Padre celestial. Mi alma fue atraída al ardor mismo del amor, comprendí que ninguna obra exterior puede compararse con el puro amor de Dios… Vi el gozo del Verbo Encarnado y fui sumergida en la Divina Trinidad. Cuando volví en mí, la nostalgia inundó mi alma, el anhelo era unirme (33) a Dios. Me ha envuelto el amor tan grande hacia el Padre celestial que todo este día lo considero como un continuo éxtasis del amor. Todo el universo me ha parecido como una pequeña gotita frente a Dios. No hay felicidad mas grande que ésta, que Dios me da a conocer interiormente, que le es agradable cada latido de mi corazón, y cuando me muestra que me ama de modo particular. Esta convicción interior con la que Dios afirma su amor hacia mí y lo mucho que le es agradable mi alma, infunde en mi alma un abismo de serenidad. Ascensión del Señor.
Durante todo el día no me fue posible probar ningún alimento. Me sentía satisfecha hasta la saciedad con amor.
1122
Oh Dios de gran misericordia que Te dignaste enviarnos a Tu Hijo unigénito como el mayor testimonio de Tu insondable amor y misericordia. Tú no rechazas a los pecadores, sino que también a ellos les abriste el tesoro de Tu infinita misericordia del que pueden recoger en abundancia tanto la justificación, como toda santidad a la que un alma puede llegar. Oh Padre de gran misericordia, deseo que todos los corazones se dirijan con confianza a Tu infinita misericordia. Nadie podrá justificarse ante Ti si no va acompañado por Tu insondable misericordia. Cuando nos reveles el misterio de Tu misericordia, la eternidad no bastará para agradecer por ella debidamente.
1123
Oh, qué dulce es tener en el fondo del alma aquello en lo que la Iglesia nos ordena creer. Cuando mi alma está sumergida en el amor, resuelvo clara y rápidamente las cuestiones mas complicadas. Solo Él es capaz de caminar al borde de los precipicios y por las cimas de las montañas. El amor, una vez mas el amor.
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(34) + 12 [V 1937]. Una extraña oscuridad invade mi mente, estoy sumergida en la nada, en contra de mis aspiraciones.
1125
20 V. Después de un mes de gozar de buena salud me ha venido la idea de que no sé si al Señor le gusta mas cuando le sirvo en la enfermedad o gozando de la buena salud, que pedí. Y le dije al Señor: Jesús, has de mi lo que gustes. Y Jesús me devolvió al estado anterior.
1126
Oh, qué dulce es vivir en el convento entre las hermanas, pero hay que recordar que estos ángeles están en los cuerpos humanos.
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En cierta ocasión vi a Satanás que tenia prisa y estaba buscando a alguien entre las hermanas, pero no la encontraba. Sentí en el alma la inspiración de ordenarle en nombre de Dios que me dijera a quién buscaba entre las hermanas. Y confesó, aunque de mala gana: Busco las almas perezosas. Cuando volví a ordenarle en nombre de Dios que me dijera a qué almas del convento tenia el acceso mas fácil, me confesó otra vez de mala gana que: A las almas perezosas y ociosas. Noté que actualmente no hay tales almas en el convento. Que se alegren las almas fatigadas y abrumadas por el trabajo.
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22 V 1937. Hoy hace un calor difícil de soportar; deseamos la lluvia, sin embargo no llueve. Desde hace algunos días el cielo se nubla, pero la lluvia no llega. Al (35) mirar las plantas sedientas de lluvia, me ha dado lástima y he decidido rezar esta coronilla hasta que Dios envíe la lluvia. Después de la merienda el cielo se ha cubierto de nubes y ha caído una lluvia torrencial sobre la tierra. He rezado esta plegaria durante tres horas sin cesar. Y el Señor me ha dado a conocer que a través de esta oración se puede obtener todo.
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23 (V. 1937).
El día de la Santísima Trinidad.
Durante la Santa Misa de repente fui unida a la Santísima Trinidad. Conocí su Majestad y su Grandeza. Estaba unida con las Tres Personas. Cuando estaba unida a una de estas venerables Personas al mismo tiempo estaba unida a las dos otras Personas. La felicidad y el gozo que se comunicaron a mi alma son indescriptibles. Me apena no poder expresar con palabras aquello para lo cual no existen palabras.
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Oí lo siguiente: Dile a la Superiora General que cuente contigo como con la hija más fiel de la orden. Después
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de esto comprendí dentro de mi lo que es todo lo creado frente a Dios. Grande e inconcebible es su Majestad y el hecho de humillarse hacia nosotros con tanta benevolencia es por el abismo de su misericordia…
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Todo acabará en este valle de lágrimas. Terminarán las lágrimas y cesará el dolor. Sólo una cosa no terminará: El amor hacia Ti, Señor.
Todo acabará en este destierro, las pruebas y el desierto del alma.
Y aunque el alma quede por siempre en agonía, Si tiene a Dios, nada la turbará.
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(36) 27 (V. 1937).
Corpus Christi.
Mientras oraba oí estas palabras: Hija Mía, que tu corazón se llene gozo. Yo, el Señor, estoy contigo, no tengas miedo de nada, estás en Mí Corazón. En aquel momento conocí la gran Majestad de Dios, y comprendí que nada puede compararse con un solo acto de conocimiento de Dios. Toda grandeza externa desaparece como polvo frente a un solo acto del conocimiento mas profundo de Dios.
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El Señor ha infundido en mi alma una paz tan profunda que ya nada puede perturbarme. A pesar de todo lo que sucede alrededor de mi no pierdo la tranquilidad ni por un instante; aunque se derrumbara el mundo entero, ni siquiera eso seria capaz de turbar la profundidad y el silencio dentro de mi donde descansa Dios. Todos los acontecimientos y las cosas más variadas que suceden están bajo sus pies.
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Este conocimiento mas profundo de Dios me da una total libertad, libertad espiritual y nada puede perturbar mi estrecha unión con Él; ni siquiera las potencias angélicas son capaces de hacerlo. Siento que soy grande cuando estoy unida a Dios. Qué felicidad la de tener el conocimiento de Dios en el corazón y vivir con Él en una estrecha intimidad.
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Cuando llegó aquí la procesión de Borek [323] y Lo trajeron para reponerlo en nuestra capilla, de repente oí la voz de la Hostia: Aquí está Mi descanso. Durante la bendición Jesús me dio a conocer que dentro de poco aquí, en este lugar, se celebrará un momento solemne. He encontrado Mi complacencia en tu corazón y nada Me detendrá en concederte gracias. La grandeza de Dios inunda mi alma, y me ahogo y desaparezco y me pierdo en Él, disolviéndome en Él…
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(37) 30 V [1937]. Hoy agonizo por Dios. El deseo ardiente ha invadido toda mi alma; cuán profundamente siento que estoy en el destierro. Oh Jesús, ¿cuándo llegará el momento deseado?
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31 V. Mi alma atormentada no encuentra ayuda en ninguna parte, únicamente en Ti Hostia Viviente. En Tu Corazón misericordioso está toda mi confianza, espero pacientemente Tu palabra, Señor.
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Oh, qué dolor experimenta mi corazón cuando veo una hermana que carece del espíritu religioso. ¿Cómo puede uno agradar a Dios cuando estalla de soberbia y de amor propio, y finge que procura la gloria de Dios mientras se trata de su propia gloria? Eso me hiere mucho. ¿Cómo puede tal alma unirse estrechamente a Dios? Ni hablar de la unión con el Señor.
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1 VI 1937. Hoy tuvimos aquí la procesión de Corpus Cristi [324]. En el primer altar, de la Hostia Santa salió el fuego y traspasó mi corazón, y oí una voz: Aquí está Mi descanso. El ardor se encendió en mi corazón, sentí que estaba transformada toda en Él.
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Por la noche me hizo saber que todo lo que es terrenal dura poco. Y todo lo que parece grande se esfuma como el humo, y no da libertad al alma, sino cansancio. Feliz el alma que entiende estas cosas y toca la tierra con un solo pie. Descanso cuando estoy unida a Ti, todo lo demás me cansa. Oh, cómo siento que estoy en el destierro. Veo que nadie comprende lo que tengo dentro de mí, sólo me entiendes Tú que estás oculto en mi corazón y eternamente vivo.
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(38) 4 VI. Hoy es la fiesta solemne del Sacratísimo Corazón de Jesús [325]. Durante la Santa Misa conocí el Corazón de Jesús: el fuego con que arde hacia nosotros y que es un mar de misericordia. Entonces oí una voz: Apóstol de Mi misericordia, proclama al mundo entero Mi misericordia insondable, no te desanimes por los obstáculos que encuentras proclamando Mi misericordia. Estas dificultades que te hieren tan dolorosamente son necesarias para tu santificación y para demostrar que esta obra es Mía. Hija Mía, sé diligente en apuntar cada frase que te digo sobre Mi misericordia porque están destinadas para un gran número de almas que sacarán provecho de ellas.
1143
+ En la adoración el Señor me dio a conocer más profundamente lo que se refiere a esta obra.
1144
Hoy pedí al Señor por todas las ofensas que su Corazón divino sufre en nuestras casas.
1145
+ 6 VI [1937]. Primer domingo del mes. Elegí este día para el retiro espiritual mensual.
La luz de la meditación matutina: cualquier cosa que hagas conmigo, oh Jesús, yo Te amaré siempre, porque soy Tuya. Me da igual si me dejas aquí o en otra parte, soy siempre Tuya.
Me someto con amor a Tus sapientísimos juicios, oh Dios, y Tu voluntad, Señor, es mi alimento cotidiano. Tú que conoces los latidos de mi corazón, sabes que palpita solamente por Ti, Jesús mío. Nada logra apagar mi anhelo de Ti. Yo agonizo por Ti, Jesús. ¿Cuándo me llevarás a Tu casa?
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(39) Que los más grandes pecadores [pongan] su confianza en Mi misericordia. Ellos más que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. Hija Mía, escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de lo que piden. No puedo castigar aún al pecador mas grande si él suplica Mi compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia. Escribe: Antes de venir como juez justo abro de par en par la puerta de Mi misericordia. Quien no quiere pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia…
1147
Cuando una vez me sentí ofendida por cierto motivo y me quejaba ante el Señor Jesús, me contestó: Hija Mía, ¿por qué te importan tanto las enseñanzas y las palabras de los hombres? Quiero instruirte Yo Mismo, por eso dispongo las circunstancias de modo que no puedas asistir a estas conferencias; en un solo instante te haré conocer mas de lo que los demás alcancen esforzándose muchos años.
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20 VI [1937]. Nos parecemos más a Dios cuando perdonamos al prójimo. Dios es amor, bondad y misericordia… Cada alma y especialmente el alma consagrada debe reflejar en sí Mi misericordia. Mí Corazón rebosa de piedad y de misericordia para todos. El corazón de Mi esposa tiene que ser semejante a Mi Corazón, de su corazón debe brotar el manantial de Mi misericordia para las almas, si no, la desconoceré.
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(40) + En varias ocasiones noté cómo las almas consagradas defienden su gloria fingiendo la gloria de Dios, cuando no se trata tanto de la gloria de Dios sino de la propia gloria. Oh Jesús, cuánto me hirió eso. ¡Qué misterio descubrirá el día de Tu juicio! ¿Cómo es posible robar los dones de Dios?
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Hoy tuve un gran disgusto de parte de cierta persona seglar. A base de una cosa verdadera ha contado muchas cosas inventadas, pero como todas esas cosas han sido tomadas por verdaderas y difundidas por toda la casa, cuando han llegado a mis oídos se me oprimió el corazón. ¿Cómo es posible abusar de la bondad de uno? Pero he decidido no decir ni una palabra en mi defensa y a esa persona manifestarle aún mas bondad. Pero me di cuenta de que tenía pocas fuerzas para soportarlo tranquilamente, dado que el asunto se prolongaba por semanas. Al ver que la tempestad estaba por desencadenarse y que el viento empezaba a tirar la arena directamente contra los ojos, he ido delante del Santísimo Sacramento y he dicho al Señor Jesús: Jesús, Te pido fuerza de Tu gracia actual cooperante, porque siento que no tengo fuerzas para esta lucha. Protégeme con Tu pecho.
De repente oí estas palabras: No tengas miedo, Yo estoy contigo. Al alejarme del altar una fortaleza y una tranquilidad misteriosas envolvieron mi alma y la tempestad que azotaba golpeó contra mi alma como contra una roca y la espuma de la tempestad cayó sobre aquellos que la habían provocado. Oh, qué bueno es el Señor que pagará a todos según sus obras… Que cada alma implore para si la ayuda de la gracia actual cooperante, ya que a veces la gracia ordinaria no es suficiente.
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(41)
+ Cuando el dolor se adueña de toda mi alma.
Y el horizonte se oscurece como la noche, y el corazón esta desgarrado por la tortura de la tribulación, Oh Jesús crucificado, Tú eres mi fuerza.
Cuando el alma ofuscada por el dolor, se esfuerza y lucha sin respiro, y el corazón agoniza en la amargura de la angustia, oh Jesús crucificado, Tú eres la esperanza de mi salvación.
Y así pasa día tras día, y el alma se hunde en un mar de amargura, y el corazón se diluye en lágrimas, oh Jesús crucificado,
Tú me iluminas como la aurora.
Y cuando el cáliz de amargura ya rebosa, y todo conspira contra ella, y el alma vive momentos de Getsemaní, oh Jesús crucificado, en Ti tengo mi defensa.
Cuando el alma consciente de su inocencia, acepta de Dios estas pruebas, entonces el corazón es capaz de compensar las molestias con el amor, oh Jesús crucificado, cambia mi debilidad en omnipotencia.
1152
No es cosa fácil soportar alegremente los sufrimientos y sobre todo los no merecidos. La naturaleza corrupta se rebela y aunque la voluntad y el intelecto están por encima del sufrimiento siendo capaces de hacer el bien a aquellos que les hacen sufrir, sin embargo el sentimiento hace mucho ruido y como un espíritu inquieto asalta a la voluntad y al intelecto, pero al ver que nada puede hacer por si solo, se calma y se somete al intelecto y a la voluntad. Como una fealdad (42) irrumpe en lo íntimo, y hace mucho ruido al quererlo sólo escuchar cuando no está atado con una cuerda corta por la voluntad y el intelecto.
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23 VI [1937]. Mientras rezaba delante del Santísimo Sacramento, súbitamente mis sufrimientos físicos desaparecieron y oí en el alma una voz: Vez que en un instante puedo darte todo, no estoy sujeto a ninguna ley.
24 VI [1937]. Después de la Santa Comunión oí estas palabras: Has de saber, hija Mía, que en un solo instante puedo darte todo lo que necesites para cumplir esta obra. Después de estas palabras una luz singular ha quedado en mi alma y todas las exigencias de Dios me parecen tan sencillas que hasta un niño pequeño las podría cumplir.
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27 VI [1937]. Hoy vi el convento de esta nueva Congregación [326]. Una casa amplia y espaciosa, visité cada cuarto uno tras otro; vi que la divina Providencia había provisto cada lugar de todo lo que era necesario. Las personas que vivían en ese convento por el momento llevaban trajes seglares, pero reinaba el espíritu religioso en toda plenitud y yo organizaba todo según lo deseaba el Señor. De repente fui amonestada por una de nuestras hermanas: ¿Cómo puede usted, hermana, cumplir tales obras? Contesté: No yo, sino el Señor a través de mi y tengo el permiso para todo. Durante la Santa Misa me vino la luz y una profunda comprensión de toda esta obra y en mi alma no quedó ni una sombra de duda.
1155
(43) El Señor me ha hecho conocer su voluntad como en tres aspectos, pero constituían una sola cosa.
La primera es aquella en la cual las almas apartadas del mundo arderán como víctimas ante el trono de Dios y pedirán misericordia para el mundo entero… Implorarán bendiciones para los sacerdotes y, a través de la oración, prepararán al mundo para la venida final de Jesús.
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La segunda es la oración unida con las obras de misericordia. De modo especial protegerán del mal a las almas de los niños. La oración y la obra de misericordia encierran en si todo lo que aquellas almas deben hacer. En su grupo pueden ser admitidas incluso las más pobres y se empeñarán en despertar el amor y la misericordia de Jesús en este mundo lleno de egoísmo.
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La tercera es la oración y la actitud caritativa no ligada por ningún voto, pero por practicarlas participarán de todos los méritos y privilegios de la Comunidad. A este grupo pueden pertenecer todas las personas que viven en el mundo.
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El miembro de este grupo debe cumplir una obra de misericordia al día. Por lo menos, pero pueden ser más, porque cada uno puede cumplirlas fácilmente, incluso el más pobre, ya que es triple el modo de hacer una obra de misericordia: primero, la palabra misericordiosa, perdonando y consolando; segundo, cuando no es posible con la palabra, entonces rezando y esto también es una obra de misericordia; tercero, las obras de misericordia. Y cuando llegue el último día seremos juzgados de esto y según esto recibiremos la sentencia.
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Los canales de las gracias divinas están abiertos para nosotros, tratemos de aprovecharlos antes de que venga el día de la justicia de Dios y [será] un día terrible.
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(44) Una vez, cuando pregunté al Señor cómo podía soportar tantos delitos y toda clase de crímenes sin castigarlos, el Señor me contestó: Para castigar tengo la eternidad y ahora estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita. Hija Mía, secretaria de Mi misericordia, no sólo te obligo a escribir y proclamar Mi misericordia, sino que pide para ellos la gracia para que también ellos adoren Mi misericordia.
1161
Hoy mi alma ha experimentado un tormento tan grande que he empezado a quejarme a Jesús: Jesús, ¿cómo puedes dejarme sola? Yo sola no doy ni siquiera un paso adelante. Tú Te ocultas y me has quitado al confesor y sabes, Jesús, que yo de por mi no sé nada mas que malgastar Tus gracias. Oh Jesús, dispón las circunstancias de modo que el Padre Andrasz vuelva. Sin embargo la angustia ha quedado.
1162
(Se) Me ha ocurrido la idea de buscar a algún sacerdote y contarle mis tormentos y varias inspiraciones para que me las aclare y hasta he dicho acerca de esto a la Madre Superiora. La Madre me contestó: Le creo, hermana, que puede sentir pesadumbre, pero de verdad ahora no conozco a ningún sacerdote que pueda darle una respuesta y dentro de poco volverá el Padre. Así que, por ahora, confíe todo al Señor Jesús.
1163
Cuando fui para hablar un momento con el Señor, oí en el alma una voz: [Hija] Mía, no te daré la gracia de confiarte en otra parte, y aunque te reveles no le daré a ese sacerdote la gracia de poder comprenderte. En el momento actual Me agrada que te soportes pacientemente a ti misma (45). Hija Mía, no es Mi voluntad que hables a todos de los dones que te he concedido. Te he entregado al cuidado del amigo de Mi Corazón y bajo su dirección se desarrollará tu alma. Le he dado la luz para conocer Mi vida en tu alma.
1164
Hija mía, cuando estaba ante Herodes he obtenido para ti la gracia de saber elevarte por encima del desprecio humano y de seguir fielmente mis pasos. Calla cuando no quieren reconocer tu verdad, ya que así eres más convincente.
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Has de saber, hija Mía, que cuando entregas a la perfección, llevas a muchas almas a la santidad y si no procuraras la santidad, por la misma razón muchas almas permanecerían imperfectas. Has de saber que su perfección dependerá de tu perfección y la mayor
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parte de su responsabilidad recaerá sobre ti. Y me dijo: No temas, niña Mía, sino que sé fiel a Mi gracia…
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Satanás me confesó que soy el objeto de su odio. Me dijo: Mil almas me hacen menos daño que tú cuando hablas de la gran misericordia del Omnipotente. Los más grandes pecadores toman confianza y vuelven a Dios y yo -dice el espíritu maligno- pierdo todo, pero además me persigues con esta misericordia insondable del Omnipotente. He comprendido cuánto Satanás odia la Divina Misericordia, no quiere reconocer que Dios es bueno.
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(46) 29 VI 1937. Hoy, durante el desayuno el Padre Andrasz saludó por teléfono a toda la Comunidad; volvió ya [de Roma] y esta misma tarde vino aquí. Todas las hermanas profesas y las novicias y las dos clases de alumnas se han reunido en el patio [327] y hemos esperado al querido Padre. Las jovencitas lo han saludado con cantos y poesías y le pedimos que nos hablara de Roma y de las muchas cosas bellas que había visitado allí. Nos contó durante más de dos horas y por eso no hubo tiempo para hablar a solas.
1169
Hoy mi alma entró en una íntima unión con el Señor. Me enseñó que siempre debo someterme a su santa voluntad. En un solo instante te puedo dar más de lo que tú puedas desear.
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30 VI 1937. Hoy el Señor me dijo: Muchas veces he querido enaltecer esta Congregación, pero no puedo por su soberbia. Hija Mía, has de saber que a las almas soberbias no les concedo Mis gracias y hasta les quito las ya concedidas.
1171
Hoy, Sor Yolanda [328] me propuso un pacto; ella rezará por mi y que yo rece por su clase de Vilna. Yo siempre rezo por nuestra obra, pero he decidido rezar por la clase de Vilna durante dos meses, y Sor Yolanda según mi intención para que aproveche la gracia de Dios, cada día rezará tres Ave María al Verbo Encarnado. Nuestra amistad se ha hecho aún mas estrecha.
(47)
1. VII. 1937.
Mes de Julio.
1172
Hoy mientras rezaba el Angelus, el Señor me hizo comprender el amor inconcebible de Dios hacia los hombres. Nos eleva hasta su divinidad. Se deja llevar por el amor y su misericordia insondable. Aunque anuncias el Misterio por medio del ángel, Tú Mismo lo realizas.
1173
A pesar de la paz profunda de que goza mi alma, lucho continuamente y a veces libro una batalla feroz para seguir fielmente mi camino, es decir el que el Señor Jesús quiere que siga. Y mi camino es la fidelidad a la voluntad de Dios en todo y siempre, y especialmente en la fidelidad a las inspiraciones interiores para ser un instrumento dócil en las manos de Dios y llevar a cabo la obra de Su misericordia insondable.
1174
(48)
4. VII. 1937.
Primer domingo del mes.
Retiro espiritual mensual.
Por la noche me preparé con gran esmero y recé mucho tiempo al Espíritu Santo para que se dignara concederme su luz y me tomara bajo su dirección especial. Recé también a la Madre de Dios y al Ángel Custodio y a los patronos [329].
1175
Fruto de la meditación.
Cualquier cosa que Jesús ha hecho, la ha hecho bien. Pasó haciendo el bien. En su trato estaba lleno de bondad y de misericordia. La compasión guiaba sus pasos. A los enemigos les mostraba bondad, amabilidad, comprensión, a los necesitados ayuda y consuelo.
Este mes he hecho el propósito de: reflejar en mí con fidelidad estos rasgos de Jesús aunque me costara mucho.
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Durante la adoración oí en el alma la voz: Me resultan gratos tus esfuerzos, hija Mía, deleite de Mi Corazón, veo cada movimiento de tu corazón con el cual Me adoras.
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Propósito particular.
Continuar con lo mismo: unirme a Cristo misericordioso. Por su dolorosa Pasión rogaré al Padre celestial por el mundo entero. Punto de la regla: una rigurosa observancia del silencio.
Entrar en lo profundo de mí ser y agradecer a Dios por todo, uniéndome a Jesús: con Él, en Él y por Él doy gloria a Dios.
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(49) Oh Señor, Amor mío, Te doy gracias por el día de hoy, por haberme permitido recoger el tesoro de Tus gracias del manantial de Tu misericordia insondable. Oh Jesús, no solamente en el día de hoy, sino en cada momento saco de Tu insondable misericordia todo lo que el alma y el cuerpo puedan desear.
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7 VII 1937. En los momentos de duda, es decir cuando el alma es débil, ruego a Jesús que obre Él mismo; aunque sepa que debo actuar con la ayuda de la gracia de Dios, no obstante en ciertos momentos dejo toda la actividad a Dios.
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15 VII 1937. En cierta ocasión supe que sería trasladada a otra casa; ese conocimiento fue puramente interior. Al mismo momento oí en el alma una voz: No temas, hija Mía, Mi voluntad es que estés aquí. Los proyectos humanos se desbaratarán y tienen que ajustarse a Mi voluntad.
1181
Cuando permanecía cerca del Señor, dijo: ¿Por qué tienes miedo de emprender la obra que te encomiendo? Contesté: ¿Por qué en estos momentos me dejas sola, Jesús, y no siento Tu presencia? Hija Mía, aunque no Me percibas en las mas escondidas profundidades de tu corazón, no puedes afirmar que no estoy allí. Retiro solamente la percepción de Mi mismo, pero esto no debe ser para ti un impedimento para cumplir Mi voluntad. Lo hago por Mis inescrutables proyectos que conocerás mas tarde.
Hija Mía, has de saber de una vez por todas que solamente el pecado grave Me expulsa del alma, y nada mas.
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(50) + Hoy el Señor me dijo: Hija Mía, deleite y complacencia Mía, nada Me detendrá en concederte gracias. Tu miseria no es un obstáculo para Mi misericordia. Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia e [invita] a todas las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque deseo salvarlas a todas. En la cruz, la fuente de Mi Misericordia fue abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he excluido a ninguna.
1183
Oh Jesús, deseo vivir del momento actual, vivir como si este día fuera el último de mi vida: aprovechar con celo cada momento para la mayor gloria de Dios, disfrutar de cada circunstancia de modo que el alma saque provecho. Mirar todo desde el punto de vista de que sin la voluntad de Dios no sucede nada.
Oh Dios de insondable misericordia, abraza el mundo entero y derrámate sobre nosotros a través del piadoso Corazón de Jesús.
1184
En una ocasión anterior.
Por la noche vi al Señor Jesús crucificado. De las manos y de los pies y del costado goteaba la Sacratísima Sangre. Un momento después Jesús me dijo: Todo esto (es) por la salvación de las almas. Reflexiona, hija Mía, sobre lo que haces tú para su salvación. Contesté: Jesús, cuando miro Tu Pasión no hago casi nada para salvar las almas. Y el Señor me dijo: Has de saber, hija Mía, que tu cotidiano, silencioso martirio en la total sumisión a Mi voluntad introduce a muchas almas al cielo y cuando te parezca que el sufrimiento sobrepasa tus fuerzas, mira Mis llagas (51), y te elevarás por encima del desprecio y de los juicios humanos. La meditación de Mi Pasión te ayudará a elevarte por encima de todo. Entendí muchas cosas que antes no había logrado comprender.
1185
9 VII 1937. Por la noche vino a verme una de las hermanas difuntas y pidió un día de ayuno y que en ese día ofreciera por ella todas las prácticas de piedad. Le contesté que estaba de acuerdo.
1186
Al día siguiente, a primera hora, expresé la intención de [ofrecer] todo por esa hermana. Durante la Santa Misa, por un momento viví su tormento, sentí en el alma un hambre tan grande de Dios que me parecía que estaba muriendo por el deseo de unirme a Él. Eso duró un breve momento, pero comprendí lo que es el vivo deseo de las almas del purgatorio.
1187
Inmediatamente después de la Santa Misa pedí a la Madre Superiora el permiso para ayunar, sin embargo no lo recibí por estar enferma. Al entrar en la capilla oí estas palabras: Si usted, hermana, hubiera ayunado, yo hubiera recibido el alivio sólo esta noche, pero por la obediencia que le ha prohibido ayunar, he recibido el alivio inmediatamente. La obediencia tiene un gran poder. Después de estas palabras oí: Dios se lo pague.
1188
Rezo frecuentemente por Polonia, pero veo una gran indignación de Dios contra ella, por ser tan ingrata. Hago todo el esfuerzo del alma para defenderla. Recuerdo continuamente a Dios sus promesas de misericordia. Cuando veo su indignación, me arrojo con confianza en el abismo de misericordia y en él sumerjo toda Polonia y entonces no puede hacer uso de su justicia. Oh patria mía, cuánto me cuestas, no hay día en que no rece por ti.
1189
(52) (Una frase de San Vicente de Paul: El Señor siempre toma parte en una obra cuando elimina todos los medios humanos y nos ordena hacer algo que sobrepasa nuestras fuerzas).
1190
+ Jesús: De todas Mis llagas, como de arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi Corazón es la Fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente brotan todas las gracias para las almas. Me queman las llamas de compasión, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres. Habla al mundo entero de Mi misericordia.
1191
Mientras vivimos, el amor de Dios crece en nosotros. Debemos procurar el amor de Dios hasta la muerte. He conocido y he experimentado que las almas que viven en el amor se distinguen por una gran perspicacia en el conocimiento de las cosas divinas, tanto en su propia alma como en las almas de los demás. También las almas simples, sin instrucción, se distinguen por la sabiduría.
1192
En la decimocuarta estación experimento una extraña sensación de que Jesús va bajo tierra.
Cuando mi alma es atormentada pienso solamente así: Jesús es bueno y lleno de misericordia y aunque la tierra se abra bajo mis pies, no dejaré de tener confianza en Él.
1193
Hoy escuché estas palabras: Hija Mía, delicia de Mi Corazón, con deleite miro tu alma, envío numerosas gracias únicamente por ti, detengo también muchos castigos únicamente por ti; Me frenas y no puedo exigir justicia; Me atas las manos con tu amor.
1194
(53) 13 VII 1937. Hoy Jesús me explicó sobre cómo relacionarme con una de las hermanas que me había preguntado por muchas cosas espirituales en las cuales tenia dudas. Pero, en realidad, no era esto lo que le interesaba sino que quería averiguar mi opinión sobre esta cuestión, para tener algo para comentar sobre mi a otras hermanas. Oh, si al menos hubiera repetido las mismas palabras que yo le había dicho, sin alterarlas ni agregar. Jesús me había avisado sobre esta alma. Decidí rogar por ella, ya que solamente la oración puede iluminarla.
1195
Oh Jesús mío, nada puede disminuir mi ideal, es decir mi amor que tengo por Ti. Aunque el camino es tan tremendamente erizado de espinas, no tengo miedo de avanzar; aunque el granizo de persecuciones me cubra, aunque los amigos me abandonen, aunque todo conspire contra mi y el horizonte se oscurezca, aunque la tempestad comience a desatarse y sienta que estoy sola y tenga que hacer frente a todo, entonces, con toda tranquilidad, confiaré en Tu misericordia, oh Dios mío, y mi confianza no quedará defraudada.
1196
Hoy, en el refectorio, mientras se acercaba una hermana encargada de servir, experimenté un gran dolor en el lugar de las llagas de [Jesús]. Me ha sido concedido conocer el estado de su alma. He rezado mucho por ella.
1197
La tormenta se tranquilizó repentinamente. Esta noche hubo una tormenta terrible. Me incliné cara al suelo y empecé a rezar las Letanías de Todos los Santos. Hacia el final de las letanías me dominó un sueño tan grande que no pude de ningún modo terminar la plegaria. De repente me levanté y le dije al Señor: Jesús (54), calma la tempestad, porque Tu niña no logra seguir rezando más tiempo y se ve vencida por el sueño. Después de estas palabras abrí la ventana de par en par sin poner siquiera los ganchos. La Hermana N. me dijo: ¿Qué hace?, hermana, el torbellino arrancará la ventana. Le contesté que durmiera tranquilamente, y en seguida la tormenta se calmó del todo. Al día siguiente las hermanas hablaban del repentino término de la tormenta sin saber explicarlo. No comenté nada al respecto, sino pensé: Jesús y Faustinita saben como explicarlo…
1198
20 [VII 1937]. Hoy me enteré de que debo ir a Rabka [330]. He de partir sólo después del 5 de agosto, pero pedí a la Madre Superiora que me permitiera salir inmediatamente. No he ido a ver al Padre Andrasz y pedí poder salir cuanto antes. La Madre Superiora se ha sorprendido un poco de ¿por qué quería partir tan pronto? Yo sin embargo no he explicado ni he aclarado el porqué. Esto quedará un secreto por la eternidad. Para tales circunstancias he hecho un propósito al cual me atendré.
1199
29 [VII 1937]. Hoy salgo a Rabka. Entré un momento en la capilla y pedí al Señor Jesús un feliz viaje. Sin embargo en mi alma [reinan] el silencio y la oscuridad; sentí que estaba sola, que no tenia a nadie; pedí a Jesús que estuviera conmigo. Luego sentí en el alma un pequeño rayo de luz, [señal] de que Jesús estaba conmigo, pero después de esa gracia, las tinieblas aumentaron y la oscuridad se hizo aún más espesa en el alma. Luego dije: Hágase Tu voluntad. Tú lo puedes todo. Mientras iba en el tren y miraba por la ventana el espléndido paisaje y las montañas empecé a experimentar en el alma aún mayores tormentos.
1200
Mientras las hermanas me saludaban, se aumentó mi sufrimiento. Quise esconderme y descansar un momento en soledad, quedarme (55) sola. En tales momentos ninguna criatura es capaz de consolarme y aunque quisiera decir algo de mi, experimentaría un nuevo tormento; por lo tanto en tales momentos callaba y en silencio me sometía a la voluntad de Dios y eso me daba alivio. De las criaturas no exijo nada; trato con ellas solamente si es necesario. No haré confidencias a nadie a no ser que sea necesario para la gloria de Dios. Me relaciono con los ángeles.
1201
Aquí, sin embargo, la salud va tan mal que me veo obligada a quedarme en la cama. Siento unos extraños dolores agudos en todo el tórax, ni siquiera puedo mover la mano. Hubo una noche cuanto tuve que permanecer acostada sin ningún movimiento, me parecía que si me moviera se desgarraría todo en los pulmones. Esa noche parecía no tener fin; me unía a Jesús crucificado y rogué al Padre Celestial por los pecadores. Se dice que la enfermedad de los pulmones no causa dolores tan agudos, sin embargo yo experimento continuamente estos dolores agudos. Aquí la salud ha empeorado tanto que tengo que guardar cama y la Hermana N. ha dicho que aquí no me sentiré mejor porque Rabka no hace bien a todos los enfermos.
1202
Hoy, ni siquiera he podido ir a la Santa Misa ni [acercarme] a la Santa Comunión, y entre los sufrimientos de alma y del cuerpo me repetía: Hágase la voluntad del Señor. Sé que Tu generosidad es ilimitada. Entonces oí el canto de un ángel que narró, cantando, toda mi vida, todo lo que había contenido en si. Me he sorprendido, pero también me he fortalecido.
1203
San José me pidió tenerle una devoción constante. El mismo me dijo que rezara diariamente tres oraciones y el Acuérdate [331] una vez al día. Me miró con gran bondad y me explicó lo mucho que está apoyando esta obra. Me prometió su especialísima ayuda y protección. Rezo diariamente las oraciones pedidas y siento su protección especial.
1204
(56) 1 VIII 1937.
Retiro espiritual de un día.
Ejercicios espirituales del sufrimiento. Oh Jesús, en estos días de sufrimiento no soy capaz de rezar ninguna plegaria, la opresión del cuerpo y del alma se ha multiplicado. Oh Jesús mío, Tú ves bien que Tu niña es débil. No me esfuerzo mucho, sino más bien someto mi voluntad a la voluntad de Jesús. Oh Jesús, Tú para mi eres siempre Jesús.
1205
Cuando fui a confesarme, no sabía ni siquiera cómo hacerlo, sin embargo el sacerdote en seguida se dio cuenta del estado de mi alma y me dijo: A pesar de todo se salvará, está en un buen camino, pero [Dios] puede no devolver la luz anterior; Dios puede dejar su alma en estas tinieblas y en este oscurecimiento hasta la muerte. No obstante, sométase en todo a la voluntad de Dios.
1206
Hoy he iniciado la novena a la Santísima Virgen [antes de la solemnidad] de la Asunción según tres intenciones: la primera, para poder ver al Padre Sopocko; la segunda, para que Dios anticipe [la realización] de esta obra; la tercera, según la intención de mi patria.
1207
10 VIII. Hoy vuelvo a Cracovia en compañía de una hermana. Mi alma envuelta en el sufrimiento; me uno a Él continuamente con un acto de la voluntad, Él es mi fuerza y mi fortaleza.
1208
Sé bendito, oh Dios, por todo lo que me envías. Sin Tú voluntad nada sucede bajo el sol, no logro penetrar Tus misterios respecto a mí, pero acerco los labios al cáliz que me es dado.
(57) Jesús, en Ti confío.
1209
Novena a la Divina Misericordia [332], que Jesús me ordenó escribir y realizar antes de la Fiesta de la Misericordia. Empieza el Viernes Santo.
1210
Deseo que durante esos nueve días lleves a las almas a la Fuente de Mi Misericordia para que saquen fuerzas, alivio y toda gracia que necesiten para afrontar las dificultades de la vida y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi Corazón a un grupo diferente de almas y las sumergirás en este mar de Mi misericordia. Y a todas estas almas Yo las introduciré en la casa de Mi Padre. Lo harás en esta vida y en la vida futura. Y no rehusaré nada a ningún alma que traerás a la Fuente de Mi Misericordia. Cada día pedirás a Mi Padre las gracias para estas almas por Mi amarga Pasión.
Contesté: Jesús, no sé como hacer esta novena y qué almas introducir primero en Tu muy misericordioso Corazón. Y Jesús me contestó que me diría, día por día, qué almas debía introducir en Su Corazón.
1211
Primer día.
Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de Mi misericordia. De esta forma Me consolarás de la amarga tristeza [en] que Me sume la pérdida de las almas.
Jesús muy misericordioso, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que (58) depositamos en Tu infinita bondad. Acógenos en la morada de Tu muy compasivo Corazón y nunca nos dejes salir de Él. Te lo suplicamos por Tu amor que Te une al Padre y al Espíritu Santo.

Oh Omnipotencia de la Divina Misericordia. Salvación del hombre pecador, Tú [eres] la misericordia y un mar de compasión. Ayudas a quien Te ruega con humildad.
Padre eterno, mira con misericordia a toda la humanidad, y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión, y por su dolorosa Pasión muéstranos Tu misericordia para que alabemos su omnipotencia por los siglos de los siglos. Amén.
1212
Segundo día.
Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y sumérgelas en Mi misericordia insondable. Fueron ellas las que Me dieron fortaleza para soportar Mi amarga Pasión. A través de ellas, como a través de canales, Mi misericordia fluye hacia la humanidad.
1213
Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta Tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.
La fuente del amor de Dios, vive en los corazones limpios, purificados en el mar de la misericordia. Resplandecientes como las estrellas, claros como la aurora.
Padre eterno, mira con misericordia (59) al grupo elegido de Tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de Tu bendición. Por el amor del Corazón de Tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de Tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una sola voz canten alabanzas a Tu misericordia sin límites por los siglos de los siglos. Amén.
1214
Tercer día.
Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Estas almas Me consolaron a lo largo del Vía Crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.
1215
Jesús infinitamente compasivo, que desde el tesoro de Tu misericordia les concedes a todos Tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de Tu clementísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor Tuyo con que Tu Corazón arde por el Padre celestial.
Son impenetrables las maravillas de la misericordia. No alcanza a sondearlas ni el pecador, ni el justo. Miras a todos con compasión, y atraes a todos a tu amor.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de Tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles Tu bendición y rodéalas con Tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen Tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
(60)
Cuarto día.
1216
Hoy, tráeme a los paganos* y aquellos que todavía no Me conocen. También pensaba en ellos durante Mi amarga Pasión y su futuro celo consoló Mi Corazón. Sumérgelos en el mar de Mi misericordia.
1217
Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de Tu piadosísimo Corazón a las almas de los paganos que todavía no Te conocen. Que los rayos de Tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen Tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de Tu compasivísimo Corazón.
La luz de Tu amor, ilumine las tinieblas de las almas. Haz que estas almas te conozcan, y junto con nosotros glorifiquen Tu misericordia.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los paganos y de los que todavía no Te conocen, pero que están encerrados en el muy compasivo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
1218
Quinto día.
Hoy, atráeme a las almas de los herejes y de los cismáticos**, y sumérgelas en el mar de Mi misericordia. Durante Mi amarga Pasión, desgarraron Mi cuerpo y Mi Corazón, es decir, Mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, Mis llagas cicatrizan [333] y de este modo alivian Mi Pasión.
(61)
También para aquellos que rasgaron la vestidura de Tu unidad, brota de tu Corazón la fuente de piedad. La omnipotencia de Tu misericordia, oh Dios, puede sacar del error también a estas almas.
1219
Jesús extraordinariamente misericordioso, que eres la bondad misma, Tú no niegas la luz a quienes Te la piden. Acoge en la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas de los herejes y las almas de los cismáticos y llévalas con Tu luz a la unidad con la Iglesia; no la dejes alejarse de la morada de Tu compasivísimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de Tu misericordia. Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los herejes y de los cismáticos que han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de Tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos ya que también ellos se acogen en el grandemente compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen Tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
* Nuestro Señor originalmente usó las palabras “los paganos”. Desde el pontificado del Papa Juan XXIII, la Iglesia ha juzgado apropiado el reemplazo de este término por la denominación “los que no creen en Cristo” y “los que no conocen a Dios” (ver el Misal Romano, 1970).
** Las palabras originales de Nuestro Señor son aquí “herejes y cismáticos”, ya que Él habló a Sor Faustina según el contexto de su tiempo. Desde el Concilio Vaticano II, las autoridades eclesiásticas han considerado impropio usar esas denominaciones según las explicaciones expuestas en el Decreto Conciliar sobre el Ecumenismo (No. 3). Es apropiado usar en su lugar el término “los hermanos separados”. Sin embargo con el tiempo la Iglesia ha decidido usar todavía otra denominación: “los hermanos que creen en Cristo” (ver el Misal Romano, 1970).
1220
Sexto día.
Hoy tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños, y sumérgelas en Mi misericordia. Éstas son las almas más semejantes a Mi Corazón. Ellas Me fortalecieron durante Mi amarga agonía. Las veía como a ángeles terrestres que velarían al pie de Mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia; concedo Mi confianza a las lamas humildes.
1221
(62) Jesús, tan misericordioso, Tú Mismo has dicho: Aprendan de Mí que soy manso y humilde de corazón. Acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas tienen una morada permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.
1222
De verdad el alma humilde y mansa, ya aquí en la tierra respira (el aire del) paraíso, y del perfume de su humilde corazón se deleita el Creador Mismo.
1223
Padre eterno, mira con misericordia a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a Tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza Tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, Te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Séptimo día.
1224
Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi misericordia de modo especial y sumérgelas en Mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron Mi Pasión y penetraron más profundamente en Mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de Mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.
1225
(63) Jesús misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios Mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en Tu misericordia, y unidas a Ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que Tu misericordia las protegerá en la hora de la muerte.
El ama que ensalza la bondad de su Señor, es particularmente amada por Él, está siempre junto a la Fuente Viva y extrae gracias de la Divina Misericordia.
Padre eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu mayor atributo, es decir, Tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones, desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales Tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo: A las almas que veneren esta infinita misericordia Mía, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte.
1226
Octavo día.
Hoy tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Que los torrentes de Mi Sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por Mi. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a Mi justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro (64) de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre… Oh, sí conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi justicia.
1227
Jesús misericordiosísimo, Tu Mismo has dicho que deseas la misericordia; heme aquí que llevo a la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas del purgatorio, almas que Te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adeudada a Tu justicia. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de Tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de Tu misericordia.
Del tremendo ardor del fuego del purgatorio se levanta un lamento a Tu misericordia. Y reciben consuelo, alivio y refrigerio en el torrente de Sangre y Agua derramadas.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual Su sacratísima alma fue inundada, muestra Tu misericordia a las almas que están bajo Tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las llagas de Jesús, Tu amadísimo Hijo, ya que creemos que Tu bondad y Tu compasión no tienen límites.
1228
Noveno día.
Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de Mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren MI Corazón. A causa de las almas tibias, Mi alma experimentó las más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de Mí este cáliz, si es Tu voluntad. Para ellas, la última (65) tabla de salvación consiste en recurrir a Mi misericordia.
1229
Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, Te traigo a las almas tibias a la morada de Tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y Te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de Tu amor puro. Oh Jesús muy compasivo, ejercita la omnipotencia de Tu misericordia y atráelas al mismo ardor de Tu amor y concédeles el amor santo, porque Tú lo puedes todo.
El fuego y el hielo no pueden estar juntos, ya que se apaga el fuego o se derrite el hielo. Pero Tu misericordia, oh Dios, puede socorrer las miserias aún mayores.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas tibias que sin embargo, son acogidas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia, Te suplico por la amarga Pasión de Tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de Tu misericordia…*
1230
(66)
Oh día eterno, oh día deseado, te espero con anhelo e impaciencia. Ya dentro de poco el amor levantará el velo. Y Tú te volverás mí salvación. Oh día espléndido, momento incomparable, en que veré por primera vez a mi Dios, Esposo de mi alma y Señor de los señores, siento que el temor no abrazará mi alma.
Oh día solemnísimo, oh día resplandeciente, en que el alma conocerá a Dios en su poder, y se sumergirá entera en su amor, y sabrá que han pasado las miserias del destierro.
Oh día feliz, oh día bendito, en que mi corazón se incendiará de ardor eterno hacia Ti, porque ya ahora Te siento, aunque a través del velo, Tú, oh Jesús, en la vida y en la muerte eres mí éxtasis y mí encanto.
Oh día, que espero durante toda mi vida. Y Te espero a Ti, oh Dios, ya que (te) deseo solamente a Ti, sólo Tú estás en mi corazón y lo demás es nada.
Oh día de delicias, de eternas dulzuras. Oh Dios de gran Majestad, Esposo mío, Tú sabes que nada satisface el corazón de una virgen, apoyo mi sien sobre Tu dulce Corazón.
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* La Novena ha sido traducida siguiendo textualmente el manuscrito de Santa M. Faustina, y por tratarse de un Documento válido, su Diario difiere del Devocionario traducido y preparado especialmente para el uso de los fieles.
[Fin del tercer cuaderno del manuscrito del Diario].